El ministro irlandés de Asuntos Europeos, retenido como rehén en el atraco de un hotel en Dublín
- Tres hombres armados han asaltado con una escopeta recortada el hotel Marriott
- El atraco ha durado apenas 20 minutos y no ha habido disparos
- Las primeras informaciones hablan de un botín de 20.000 euros
El ministro irlandés para Asuntos Europeos, Dick Roche, ha sido retenido este lunes como rehén junto a otras ocho personas por tres hombres armados que atracaron un hotel del condado de Wicklow, al suroeste de Dublín. El incidente ha terminado sin ningún herido.
Según han informado fuentes policiales, Roche fue retenido junto a otros clientes y empleados del hotel Marriott, en el complejo turístico Druids Glenn (conocido por sus instalaciones de golf) sobre las 09.30 horas GMT, una hora más en España.
A esa hora tres hombres con pasamontañas irrumpieron en las instalaciones con una escopeta recortada donde tomaron a los rehenes y consiguieron hacerse con dinero en efectivo en el despacho del director.
Los rehenes fueron encerrados en una habitación mientras los ladrones robaban más dinero y conseguían escapar en coche apenas 20 minutos después.
Según la Policía irlandesa (la Garda), los atracadores, que no llegaron a efectuar disparos, lograron huir en un "vehículo oscuro, posiblemente un Volvo". Un portavoz gubernamental ha añadido que ni Roche ni los otros rehenes resultaron heridos.
Los ladrones han conseguido robar unos 20.000 euros, según informa el canal RTE en su web, aunque la policía no ha confirmado esta cantidad.
Una experiencia amenazante
En declaraciones a esta televisión, Roche ha afirmado que fue utilizado como "escudo humano" por los asaltantes, aunque no cree que reconocieran quién era. Él ha descrito la experiencia como "bastante amenazante" y nada agradable.
Roche, que fue ministro de Medio Ambiente, fue una pieza clave en la campaña del Gobierno por el "sí" en el referendum del pasado mes de junio sobre el tratado de reforma de la Unión Europea que finalmente fue rechazado por los ciudadanos.
El rechazo de los votantes irlandeses fue un serio revés para sus planes de dinamizar el funcionamiento de la Unión Europea.