Enlaces accesibilidad

Los 'duros' de Israel quieren acabar con Hamás en Gaza

  • La candidata de Kadima promete acabar con el control de Hamás en la franja
  • Su rival, Netanyahu, también asegura que llevará a cabo una política de ataque más activa
  • Hamás ha dado por terminada esta semana la tregua en la región de Gaza

Por
Los 'duros' de Israel quieren acabar con Hamás en Gaza

En Israel aumentan las voces que piden mano dura contra el dominio de Hamás en Gaza. Este domingo, Tzipi Livni, candidata del partido Kadima a ser primera ministra de Israel, ha hecho un llamamiento a "derribar el régimen de Hamás en Gaza" por medios "militares, económicos y diplomáticos". También ha prometido acabar con la resistencia de los milicianos de la franja si llega a dirigir el Ejecutivo israelí.

Livni, que actualmente es ministra de Exteriores, respondía así a la prudencia del primer ministro saliente, su correligionario Ehud Olmert, que ha pedido "prudencia" para no adentrarse en un operación de gran envergadura como respuesta a los cohetes que los milicianos de Hamás lanzan desde Gaza.

Reforzando la línea dura, Desde el partido Likud, conservador, el líder del ala derecha y también candidato a formar gobierno, Benjamin Netanyahu, aboga también por una invasión terrestre de este territorio controlado por Hamás desde junio de 2007. En cambio, el líder laborista Ehud Barak, apelando a su sabiduría acumulada como condecorado militar, juega la baza de la moderación para frenar la previsible sangría de votos entre su electorado menos belicista.

En los últimos tres días las milicias palestinas han lanzado más de cuarenta cohetes artesanales y proyectiles de mortero. Hamás ha dado por acabada la frágil tregua que había mantenido en Gaza durante los últimos meses. Hoy, Israel ha contado su primer herido leve por estos disparos: un inmigrante tailandés al que impactó en el brazo la metralla de un proyectil de mortero mientras trabajaba en el invernadero de un kibutz cercano a Gaza.

Gobierno dividido

Ehud Olmert, ha iniciado el encuentro con un discurso que dejaba abiertas todas las opciones: "Un Gobierno responsable no ansía ir a la guerra, pero tampoco la rehuye". "Las hipótesis, los planes y la determinación están claras, así como las ramificaciones de cada uno de los pasos", ha precisado.

Pero otros miembros del Ejecutivo, como el viceprimer ministro Haim Ramón o el titular de Transportes, Shaul Mofaz, han acusado de tibieza al ministro de Defensa, el laborista Ehud Barak. "Es hora de actuar. ¿A qué estamos esperando? ¿Qué más tiene que pasar? ¿Esperamos a que muera algún niño o alguien resulte herido?", se preguntaba Mofaz ante los micrófonos de la radio militar.

En público, Barak y Olmert han pedido templanza a sus colegas ("no competiré con las voces histéricas", dijo el primer ministro), pero en privado acordaron el pasado jueves intensificar la respuesta militar, según un alto mando del Ejército citado hoy por el diario 'Yediot Aharonot'.

La diplomacia israelí preparará ahora el terreno en las principales capitales mundiales para una operación militar a gran escala en la franja, apuntó una destacada fuente gubernamental al rotativo. El debate sobre el lanzamiento o no de una incursión masiva en Gaza se ve condicionado por la cercanía de las elecciones legislativas, que se celebrarán el próximo 10 de febrero.

Israel no ha lanzado todavía una operación amplia por la ausencia de garantías de que así detendrá la lluvia de proyectiles, el deterioro que supondría a su imagen internacional y el previsible alto número de bajas entre sus soldados y civiles.El jefe de los servicios de inteligencia interior (Shin Bet), Yuval Diskin, advirtió hoy de que, si quiere, Hamás puede alcanzar con sus cohetes ciudades como Ashdod o Beer Sheva, situadas a unos treinta o cuarenta kilómetros de Gaza y completamente ajenas a esta amenaza.

Freno a la guerra

Pero el principal escollo para ir abiertamente a la guerra tiene nombre y apellidos: Guilad Shalit. Este joven cabo franco-israelí se encuentra cautivo en Gaza desde que en junio de 2006 fue capturado por tres grupos armados palestinos, entre ellos la milicia de Hamás, que accedieron a Israel por un túnel subterráneo.

A cambio de su liberación, Hamás pide la excarcelación de un millar de los 11.000 palestinos en cárceles israelíes, una demanda que Israel considera excesiva. El propio Barak ha reconocido en más de una ocasión que no se ha lanzado una operación terrestre porque pondría en peligro la vida de Shalit, con quien se siente identificado una sociedad, la israelí, donde el servicio militar es largo y obligatorio.

Las otras opciones del Estado judío son hacer concesiones a Hamás para prorrogar la tregua o mantener el actual 'statu quo' de ataques aéreos puntuales contra los lanzadores de cohetes, como el que ayer mató a un miembro de las Brigadas de Mártires de Al-Aksa, el brazo armado de Al-Fatah.