'AC/DC. Hágase el rock and roll', una biografía de 150 millones de discos
- Murray Engleheart y Arnaud Duriex publican un libro con los 35 años de la banda
- Se apoyan en testimonios de periodistas, representantes, familiares y músicos
- La obra recorre todos los episodios importantes de su historia y algunos menos serios
Hace 150 millones de discos, AC/DC era un grupo de jóvenes australianos desconocidos con ganas de devolverle a la música rock su espíritu proletario. Desde entonces hasta hoy han pasado 35 años, tres décadas y media que Murray Engleheart y Arnaud Duriex radiografían en el libro AC/DC. Hágase el rock and roll.
En sus inicios se decía de ellos que eran demasiado punkis para los rockeros y demasiado rockeros para los punkis, una mezcla que no encajaba en ningún estilo y que acabaría por fracasar.
Apoyándose en los testimonios de periodistas, representantes, familiares y músicos de renombre, la biografía que publica Global Rythm recorre todos los capítulos esenciales en la trayectoria de la banda: su nacimiento, el éxito, la muerte de Bon Scott, la llegada de Brian Johnson, los días del Back in Black y los discos de los 80 y los 90 hasta el Stiff Upper Lip, en el año 2000.
Para la gira de su último disco, Black Ice, AC/DC agotó las 20.000 entradas que se pusieron a la venta en Madrid y Barcelona en tan sólo cuatro horas, pero según relatan Engleheart y Duriex, su primer concierto en el Reino Unido juntó poco más de 50 personas.
Angus tocando en ropa interior
"Malcolm y Angus tenían cada uno un amplificador Marshall y rezaban a Dios para que nada fuese mal, porque no tenían más equipo de reserva", escriben.
Según la historia, tan sólo había acudido medio centenar de personas al directo, pero cuando el grupo hizo un descanso, todo el público fue corriendo a la cabina de teléfono más cercana para llamar a sus amigos. El resultado fue, narran los periodistas, que durante el segundo pase la sala estaba a reventar.
Lemmy, el cantante de Motörhead; Glen Matlock, de Sex Pistols; o Dee Dee Ramone, recuerdan en el libro cómo eran sus primeros conciertos.
"Las entradas costaban 50 peniques y por la aglomeración de la gente en las salas, hacía un calor tan sofocante que Angus comenzó a tocar en ropa interior. De hecho, en una ocasión acabó tocando desnudo", revelan.
Los tres capítulos centrales de AC/DC. Hágase el rock and roll desgranan el momento más complicado del grupo, entre la muerte de Bon Scott y la llegada de Brian Johnson.
Bon y Brian se habían conocido durante una gira de este último con su grupo, Geordie, por Australia. "En Plymouth tuvieron la suerte de alojarse en una pensión barata en el que las caseras, poco amigas de los músicos de pelo largo, no dejaban entrar a los amigos de Bon -recuerdan en el libro-, pero Brian los coló por una ventana y pasaron la noche con unas cuantas cervezas delante de una estufa".
La llegada de Brian Johnson
Cuando Bon murió, Brian ni siquiera apareció en las listas de principales candidatos para sustituirle. "Brian era cantante porque no podía ser otra cosa: sencillamente carecía del dinero para comprar una guitarra o una batería", señalan en la biografía.
Sencillo, agradable y con mucho sentido del humor, sus primeros días no fueron fáciles. "Los nervios de Brian se calmaron un día antes de que tuviera que empezar a trabajar. Aquella noche se había despertado empapado en sudor frío y con la sensación de que Bon estaba allí, observándole".
Sin embargo, su llegada fue providencial, y con él en la banda AC/DC grabó el que ha sido su mayor éxito hasta la fecha, Back in Black.
Engleheart y Durieux abordan con rigor todas las historias graves, pero también dejan un hueco para las más divertidas, como la de la stripper danesa que sólo trabaja con música de AC/DC o el fan de Melbourne que superó su alcoholismo paseando durante una semana con el disco Powerage a todo volumen.
Aunque la que se lleva la palma es la de la emisora de Los Ángeles que tuvo una sección llamada "La hora del polvo con AC/DC" en homenaje a una pareja que solía llamar para contarles con qué canción de la banda acababan de fornicar.