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La Cámara de Representantes da luz verde al plan de Obama

  • El plan sale adelante a pesar del rechazo frontal de los republicanos
  • 11 diputados demócratas también han votado en contra
  • Los 819.000 millones tienen que pasar ahora el filtro del Senado
  • El presidente confía en firmar el paquete de estímulo en las próximas semanas

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La Cámara de Representantes ha dado luz verde al plan de Recuperación y Reinversión que impulsa Obama por 244 votos a favor y 188 en contra. Ahora tiene que recibir el visto bueno del Senado, que empezará su debate el próximo lunes.

A pesar del total rechazo de los republicanos y un puñado de demócratas, la votación de este miércoles es clave para inyectar cuanto antes los 819.000 millones de dólares que contempla el paquete de estímulo económico. Y la cifra puede rebasar los 900.000 millones si prosperan las enmiendas fiscales en la cámara alta.

Obama espera firmar el paquete de estímulo económico antes del próximo 16 de febrero.

 Un presidente con el Parlamento a su favor

El apoyo de la cámara baja se daba por descontado ya que los demócratas cuentan con mayoría más que holgada: 255 de 435; 37 escaños por encima de la mayoría absoluta. En el Senado la situación es similar, los demócratas tienen 58 escaños de cien y están a sólo dos de salvar el filibusterismo parlamentario, que consiste en hablar un día tras otro para retrasar los proyectos de ley.

Con todo, Obama sólo ha conseguido la mitad de su objetivo: el contenido. "No hay tiempo que perder", lleva insistiendo los últimos días. Hecho. Pero ha fracasado en la forma: recabar el apoyo republicano para ilustrar un nuevo estilo de hacer política sin partidismos. Y eso a pesar de sus múltiples gestos a la oposición. El martes les visitaba en el Capitolio y este mismo miércoles ha invitado a una docena de congresistas a un cocktail en la Casa Blanca después de la votación.

 Un plan que puede ser insuficiente

El plan de estímulo tiene dos frentes. Por un lado, aspira a crear o salvar entre tres y cuatro millones de empleos -la mayoría en el sector privado- y dar un buen empujón a la economía en el corto plazo. Por otro, sentar nuevas bases para las energías alternativas, la cobertura sanitaria y las infraestructuras

Y ese es el problema según varios economistas: los dos objetivos compiten entre sí lo que puede condenarles al fracaso. Alice M. Rivlin, que fue directora de Presupuestos con el presidente Clinton, sugirió ayer dividir el plan en dos. Realizar una inversión inmediata para reactivar la economía y dejar para más adelante la modernización del sistema. 

 Críticas desde la oposición republicana

Los republicanos consideran que el proyecto malgasta el dinero, no tiene nada que ver con la creación de empleo y se queda corto en las rebajas fiscales.

De los 819.000 millones, dos tercios se dedican a inversión y gasto público. El tercio restante, 275.000 millones, son recortes fiscales: esencialmente un cheque de mil dólares a cada familia trabajadora, como Obama se comprometió en la campaña electoral.

 Críticas desde dentro

También hay escépticos en las propias filas demócratas. Señalan que la inversión en infraestructuras es mínima. De hecho, de las toneladas de dinero público, sólo se invierten 40 mil millones en reparar carreteras, puentes, transporte público y red ferroviaria. Una cantidad ridícula si se comparan con el medio billón que invirtió la administración Eisenhower en la red de autopistas.

En este sentido, la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles acaba de publicar un informe demoledor sobre el estado de las infraestructuras en Estados Unidos. Muchas de ellas están al borde del colapso y calculan que serían precisos más de dos billones de dólares para ponerlas al día.

Sin embargo, el grueso del gasto del plan de Obama, 300.000 millones, van a parar a ayudas a los desempleados, modernización del sistema educativo y sanitario y apuesta por las energías renovables. A modo de ejemplo, dedica 150.000 millones a renovar escuelas, becas y formación; el doble del presupuesto actual.