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La crisis provoca una huelga xenófoba en el Reino Unido contra la contratación de inmigrantes

  • Continúan las protestas en una refinería por la contratación de extranjeros
  • Prosiguen las conversaciones para poner fin a la disputa

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En el Reino Unido aumentan las protestas laborales por la contratación de trabajadores extranjeros

La tradicional postura británica de liberalismo económico se resquebraja. El descontento de la clase obrera ante la contratación de extranjeros provoca divisiones en el Gobierno en materia en materia de empleo, que registra su peor tasa desde hace años. La crisis económica, y los malos datos del paro, han desatado una huelga xenófoba en el Reino Unido.

La semana pasada, cientos de trabajadores de la refinería de Lindsey, en North Lincolnshire (norte de Inglaterra) iniciaron una protesta contra la petrolera francesa Total por la contratación de extranjeros que dio origen a una huelga xenófoba que se ha extendido en decenas de ciudades del país.

En los últimos días, los trabajadores de dos centrales nucleares británicas, en Sellafield y Heysham (norte de Inglaterra), se unieron a la huelga en solidaridad con sus compañeros de Lindsey.

También se han unido empleados de la refinería de Grangemouth, en el centro de Escocia, y las eléctricas de Longannet, Warrington y Staythorpe (norte inglés).

Por su parte, el Gobierno ha manifestado su oposición a la protesta, que además de tener tintes xenófobos, pone en entredicho la tradicional postura del Reino Unido de liberalismo económico.

El primer ministro, Gordon Brown, ha encargado a la mediadora laboral ACAS la elaboración de un informe sobre la situación de las protestas.

El origen de las protestas

Las protestas de los empleados de la refinería de Lindsey, donde comenzó la ola reivindicativa, por la contratación de extranjeros, sobre todo italianos y portugueses, continúan mientras prosiguen las conversaciones para poner fin a la disputa.

La empresa italiana IREM se adjudicó un contrato para construir una nueva unidad de procesado en Lindsey, y decidió que el trabajo lo haría su propia fuerza laboral, integrada principalmente por italianos y portugueses.

Para poner fin a la disputa, que empezó a finales de la semana pasada y continuó el lunes, representantes de Total -propietaria de la refinería de Lincolnshire- y los sindicatos que agrupan a los trabajadores prosiguen hoy las conversaciones.

La petrolera ha solicitado a los empleados que pongan fin a la protesta lo antes posible y ha insistido en que nunca discriminó contra empresas o trabajadores británicos.

Sin embargo, los sindicatos señalan que se ha denegado a los trabajadores del Reino Unido la posibilidad de beneficiarse del contrato adjudicado a IREM.

El ministro británico de Empresa, Peter Mandelson, ha señalado que Total no ha violado ninguna legislación británica y ha puntualizado que es necesario concentrarse, "no en la política de la xenofobia", sino en afrontar la recesión económica.

Por su parte, el secretario general de la Confederación Europea de Sindicatos, John Monks, indicó que esta disputa pone de manifiesto los problemas que surgen en la Unión Europea (UE) cuando trabajadores son empleados fuera de su país de origen.