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El padre de la bomba atómica paquistaní, 'héroe nacional', libre de su arresto domiciliario

  • Bajo arresto domiciliario desde 2003, acusado de contribuir a la proliferación nuclear
  • Una investigación de EE.UU. determinó que vendió secretos a Corea del Norte, Irán y Libia
  • El fallo atribuye la decisión judicial a la falta de pruebas en las acusaciones
  • Dedicó su vida a lograr el objetivo de fabricar una bomba atómica para Pakistán

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El Tribunal Superior de Islamabad ha levantado el arresto domiciliario que pesaba sobre el padre de la bomba atómica paquistaní, el científico Abdul Qadir Khan. Khan, considerado 'héroe nacional' en Pakistán, estaba bajo arresto domiciliario desde 2003 acusado de vender secretos nucleares a Corea del Norte, Irán y Libia, según una investigación de los servicios secretos de EE.UU.

 

El fallo atribuye la decisión judicial a la falta de pruebas en las acusaciones de contribuir a la proliferación nuclear presentadas contra Khan. Tendrá libertad de movimientos en el interior de Pakistán, aunque deberá informar de los mismos a las autoridades.

"Estoy satisfecho con la decisión de la corte. Que me hayan dejado libre es una cuestión entre el Gobierno y yo, no tiene nada que ver con EE.UU.", ha declarado a la prensa Khan en la puerta de su domicilio, que ya podrá conceder entrevistas a medios de comunicación y expresar libremente sus opiniones.

El pasado mes de julio, Khan abrió la polémica en Pakistán con unas declaraciones, pronto desmentidas, sobre la transferencia de tecnología nuclear a Corea del Norte con la supuesta connivencia del Ejército que entonces comandaba el ex presidente Pervez Musharraf.

El científico confesó en febrero de 2004 que había revelado secretos nucleares a Irán, Libia y Corea del Norte sin autorización de su Gobierno.

A principios de este año, el Gobierno de EEUU emitió sanciones económicas contra 13 personas y tres empresas privadas supuestamente vinculadas a una red de proliferación nuclear relacionada con Khan. De acuerdo con el Departamento de Estado estadounidense, Khan encabezó una extensa red internacional que promovió la proliferación de tecnología nuclear y se convirtió en un punto de referencia de información y adquisiciones para los países que buscaban desarrollar armas atómicas.

Una única meta en la vida

Abdul Qadir Khan (Bhopal (India), 1936) dedicó su vida a lograr el objetivo de fabricar una bomba atómica para Pakistán, y por ende para el mundo musulmán. El objetivo lo cumplió en 1998, cuando Pakistán explosionó su propia bomba atómica, aunque para ello se valiera, incluso, del espionaje industrial.

Khan se instaló de adolescente en Karachi (Pakistán) y luego fue becado para estudiar en la Universidad de Berlín, en plena Guerra Fría y en medio de la carrera armamentística.

Con el título de Tecnología Metalúrgica bajo el brazo comenzó a trabajar en Holanda en la empresa germano-holandesa-británica Urenco, que fabricaba centrifugadores, un elemento imprescindible para el enrequecimiento de uranio.

Khan fue capaz de acceder a todos los secretos de la planta holandesa de Almelo y fotocopiar cada detalle de los documentos sobre nuevas técnicas de centrifugación. Unos años después de trabajo, en 1976 desapareció de la empresa con todos sus secretos y se volvió a Pakistán donde se puso manos a la obra.

Con financiación de Arabia Saudi, Libia y China, finalmente en mayo de 1998 el científico pudo hacer explotar su propia bomba atómica en la inhóspita región paquistaní de Chagai.

Desde entonces, Abdul Qadir Khan se convirtió en un auténtico héroe nacional y acumuló premios y distinciones. Acabó reconociendo que vendía secretos nucleares y, obligado por EE.UU., que impulsó la investigación, el Gobierno del ex presidente Pervez Musharraf hizo equilibrios para contentar a su aliado y no humillar al 'héroe nacional' de Pakistán, el padre de su bomba atómica.