Netanyahu, el regreso del zorro de la política israelí
Benjamín Netanyahu, líder del partido derechista Likud, se perfila como el próximo jefe del Gobierno en Israel tras años en la sombra y esperando la oportunidad de regresar al desacreditado liderazgo político de Israel.
De conocidas ambiciones de poder y retórica populista, este político de 58 años ha permanecido durante la campaña electoral de los comicios del martes casi impertérrito, a sabiendas de que todos los sondeos de opinión le sitúan por encima de la jefa del centrista Kadima, Tzipi Livni.
Nada hacía presagiar tras los últimos comicios en Israel en 2006, en los que el Likud sufrió el peor varapalo de su historia al obtener 15 diputados, que el electorado volvería a clamar por el regreso del líder del partido conservador.
La ciudadanía parece haberle perdonado la política zigzagueante y los escándalos de corrupción en los que se vio envuelto cuando era primer ministro (1996-1999) por supuesta estafa al Estado, que también afectaron a su esposa Sara.
La trayectoria errática seguida por el gobierno de su antiguo compañero de filas y actual jefe del Gobierno, Ehud Olmert, que deja el cargo precisamente por sospechas de corrupción, ha colaborado a disipar la memoria del electorado.
Estas circunstancias, a las que se suman "dos guerras en tres años" -como gusta denunciar el Likud, en alusión a la de El Líbano en 2006 y la recién concluida en Gaza-, han abonado un camino en el que Netanyahu sólo debía esperar hasta que fueran cayendo cada uno de los obstáculos que impedían su regreso.
Como parece ser el caso ahora, su ascenso al poder en 1996 se inició con muchos apoyos, y aunque después se ha ganado la enemistad de numerosos sectores y durante su gobierno aumentó la crispación social, su instinto político le ha mantenido siempre en la palestra.
Pese a que está convencido de que goza del favor de la mayor parte del electorado, "Bibi", como es popularmente conocido Netanyahu, no se fía y hasta último momento ha apelado a sus seguidores a que acudan a las urnas.
Durante la campaña ha dejado a un lado sus dotes de orador, y ha mantenido el mutismo y dejado que sus contrincantes se desgastaran.
La popularidad de Netanyahu comenzó a repuntar tras la conclusión de la guerra que Israel libró en Líbano hace dos años y medio, e incluso en la última ofensiva militar en Gaza, en la que sus contrincantes han aumentado sus cotas, se ha mantenido a la cabeza.
Netanyahu aprovechó la oportunidad de erigirse en líder del Likud tras desaparecer del escenario político su otrora rival Ariel Sharón, el único que podía hacerle sombra en ese partido, que abandonó para fundar Kadima, en noviembre de 2005. Sus desavenencias con Sharón se hicieron evidentes en 2005 por el plan de evacuación de los asentamientos de Gaza, al que se opuso desde el principio y que le llevó a dimitir antes de su aplicación.
Sin embargo, en 1996 firmó un acuerdo con el entonces líder palestino, Yaser Arafat, para ceder el 80% de Hebrón. Tres años después fue vencido en los comicios de 1999 por el líder laborista, Ehud Barak, y se retiró de la vida pública.
Su regreso a la política no se hizo esperar: volvió al primer plano del Likud, cuyo liderazgo disputó a Sharón, con quien aceptó, no obstante, ser ministro de Exteriores en 2002, y en 2003 de Finanzas, cartera desde la que sacó a Israel de la peor crisis económica de su historia.
Casado y padre de tres hijos, "Bibi" irrumpió en la vida pública en 1982 al asumir el cargo de "número dos" de la embajada de Israel en EEUU.
También se ha desempeñado como representante ante la ONU (1984-1988), viceministro de Exteriores (1988-1991) y viceministro en la Oficina del Primer Ministro (1991-1992).
Nació en Tel Aviv pero se educó en EEUU, donde se licenció en Administración de Empresas y Arquitectura en el Instituto Tecnológico de Massachussetts (MTI). Su carrera militar, a diferencia de otros políticos israelíes, no es especialmente significativa.