El Gobierno de EE.UU. sale al rescate de con dos billones y Wall Street se desploma
- Un billón de dólares para créditos a empresas y consumidores
- Incentivos para que los inversores privados se sumen al rescate con otro billón
- 50.000 millones para contener los desahucios
- En total, cerca de dos billones de dólares para estabilizar el sistema
- Wall Street recibe el plan con una caída cercana al 5%
El secretario del Tesoro, Tim Geithner, no ha puesto paños calientes a la situación. El sistema financiero está dañado y precisa la ayuda del Gobierno para evitar un fallo catastrófico.
Geithner reconoce que los americanos son escépticos sobre el resultado de los miles de millones que se han vertido ya para rescatar el sistema: "el pueblo americano ha perdido la fe en los líderes de nuestras instituciones financieras".
De hecho, no parece que el plan convenza a Wall Street, que lo ha recibido con una caída cercana al 5%, la mayor desde la toma de posesión de Obama. Los inversores creen que plantea más preguntas que respuestas y demandan detalles concretos.
El Dow Jones ha perdido 382 puntos, un 4,62%, ya por debajo de la cota de los ocho mil. El S&P 500, más amplio, se ha dejado casi 43 puntos, un 4,91%. Entre los valores más castigados, Bank of America pierde más del 18% y Citigroup más del 14%.
Tres patas y una coletilla
El plan se ha rebautizado como Plan de Estabilidad Financiera y consta de tres patas. La primera financia hasta un billón de dólares en créditos para consumidores y empresas. Cinco veces más que el fondo inicial. El objetivo es reactivar el flujo de crédito en la economía, especialmente en los préstamos al consumo, el estudio y la compra de coches. En definitiva, trata de deshacer el coágulo que está estrangulando el sistema.
La segunda pata trata de solucionar el núcleo del problema: los activos tóxicos que contaminan los balances de las entidades. El enfoque para rescatarlos trata de incorporar al sector privado en el rescate, ofreciendo unas condiciones de financiación atractivas y asegurando las pérdidas a partir de cierto punto. Medio billón para empezar y podría engordar hasta un billón de dólares.
La tercera. Directamente. No toma el control de las entidades de momento, la inaceptable nacionalización para este país. Pero deja la amenaza pendiente, ya que los títulos se convertirían en acciones normales al cabo de siete años. Un buen incentivo para que devuelvan el dinero cuanto antes. Asimismo, impone condiciones más estrictas a las entidades que se acojan al rescate, como limitar el sueldo de los altos ejecutivos a medio millón de dólares, limitar las adquisiciones y rebanar los dividendos.
La coletilla del plan consta de 50.000 millones para contener los desahucios, según fuentes parlamentarias. Permitirá renegociar las hipotecas ampliando el plazo y reduciendo el pago mensual en función de los ingresos de la familia.
El coste puede rebasar los dos billones de dólares
Buena parte los aportarán la Reserva Federal, el equivalente a nuestro Banco Central Europeo, el Fondo de Garantía de Depósitos estadounidense y los inversores privados, cuya implicación es clave para el éxito.
De hecho, el secretario del Tesoro, Tim Geithner, no va a pedir más dinero al Congreso. Su plan se conforma con los 350.000 millones ya aprobados. Al menos de momento. Fuentes parlamentarias no descartan inyectar más dinero público si el plan fracasa. Por ahora, nadie sabe el coste final para el contribuyente.
Un plan contestado desde dentro
Según el New York Times, el secretario del Tesoro, Tim Geithner, ha impuesto su criterio frente a otros miembros de la administración, que abogaban por tomar el control de las entidades rescatadas o, al menos, imponer condiciones más estrictas a los bancos.
En este sentido, Obama puso anoche el dedo en la llaga en su primera rueda de prensa: "Ahora mismo, parte del problema es que nadie sabe en realidad lo que hay en los balances de los bancos. En cualquier entidad, no están seguros de sus pérdidas. Tenemos que limpiar esa situación y restaurar la confianza".