Alimentos afrodisíacos, ¿realmente funcionan?
- Productos como las ostras o el chocolate tienen fama de estimular la líbido
- Los especialistas aseguran que hay sustancias que favorecen el deseo sexual
- A veces se asocia el poder de ciertos alimentos con su semejanza a los órganos genitales
- Los afrodisíacos nunca pueden solucionar un problema sexual real
Es posible que muchos de vosotros estéis planteando a estas alturas cómo sorprender a vuestra pareja con una cena especial por el Día de San Valentín.
A menudo los enamorados recurren en esta jornada al tópico de los alimentos afrodisíacos a la hora de elaborar un menú que les permita estar a la altura de las circunstancias.
La palabra afrodisíaco proviene de Afrodita, diosa griega del amor, y según la Real Academia Española, define a aquella sustancia o medicamento "que excita o estimula el apetito sexual".
Por eso, suelen atribuírseles propiedades afrodisíacas a alimentos que estimulan nuestros sentidos básicos -gusto, olfato, vista- y, por ende, nuestro apetito sexual.
Pero, ¿realmente poseen las ostras, el chocolate o la canela la capacidad de despertar nuestra líbido?
Semejanza con los órganos genitales
Según el doctor Mariano Roselló, director médico del Centro de Urología, Andrología y Sexología, "los alimentos afrodisíacos son aquellos que se asocian a los órganos sexuales". Es el caso del pepino o los espárragos, por su semejanza al órgano sexual masculino, o las ostas o las frambuesas, al femenino.
El doctor Roselló ha manifestado a RTVE.es que estos productos "se consideran afrodisíacos porque su apariencia física evoca la sensualidad, en forma o color, de los órganos genitales, pero no porque su composición incite o provoque el deseo sexual".
Según este especialista, "la definición de lo que se considera afrodisíaco ha evolucionado y hoy en día sí podemos hablar de sustancias que desinhiben y favorecen la aparición del deseo sexual como por ejemplo cantidades moderadas de alcohol o sustancias tales como la yohimbina o el mismo chocolate".
Y es que el chocolate, según algunos estudios, "contiene sustancias cuyo comportamiento asemeja el de neurotransmisores excitatorios", ha señalado el doctor Mariano Roselló.
Este médico, experto en disfunciones sexuales, advierte que "con independencia de que utilicemos los alimentos afrodisíacos para salpimentar nuestras relaciones sexuales, es importante ser conscientes de que ningún alimento tiene propiedades curativas o pseudo-mágicas en caso de que suframos algún problema sexual real".
Afrodisíacos a lo largo de la historia
La creencia en los afrodisíacos es casi tan antigua como el hombre. Ya los antiguos egipcios consideraban que el polvo de pene de cocodrilo desecado estimulaba el deseo sexual.
Griegos y romanos también creyeron en el poder de algunas plantas y alimentos, generalmente por su semejanza con los órganos sexuales.
Ya en la Edad Media, hortalizas como la cebolla, el ajo, el nabo o el rábano adquirieron fama de afrodisíacos.
En los últimos años, en plena era de la Viagra, han sido los productos de herbolario los que han captado las preferencias del público a la hora de animar su vida sexual.
Ginseng, jalea real o la damiana son algunas de estas raíces y plantas naturales cuyo efecto, supuestamente, despierta nuestra líbido.
Los más conocidos
La lista de alimentos y productos teóricamente afrodisíacos es inmensa. Nosotros vamos a repasar algunos de los más conocidos:
Ostras: Siempre se ha asegurado que el marisco es el afrodisíaco por excelencia, en especial las ostras. Muchos afirman que la relación proviene de su semejanza con el órgano genital femenino aunque algunos especialistas consideran que es su aporte energético, con alto contenido en zinc, lo que le otorga sus propiedades sexuales. Tampoco hay que olvidar que las ostras son un producto caro y, como tal, algo lujoso y excepcional.
Chocolate: Ya los antiguos mayas y aztecas otorgaban propiedades afrodisíacas al chocolate ya que creían que el árbol del cacao tenía origen divino. Lo cierto es que el chocolate contiene sustancias como la feniletilamina y la seratonina, que teóricamente estimulan sentimientos como el amor, la felicidad o la pasión. Todo un clásico en esta relación.
Ajo: Muchos lo detestan por su olor y por su sabor pero tradicionalmente el ajo ha sido considerado como alimento afrodisíaco gracias a su efecto calentador del organismo. Ya Aristóteles lo alababa por sus propiedades vigorizantes y fue muy popular entre la milicia romana.
Trufa: Este hongo subterráneo es imprescindible en algunas cocinas, como la francesa. Aunque sus propiedades afrodisíacas se discuten, lo cierto es que en la Edad Media se consumían las trufas bajo la creencia de que estimulaban la líbido. Algunos aseguran que es su tacto precisamente lo que la otorga sus supuestas propiedades. Incluso se ha dicho de la trufa que algunas de sus sustancias volátiles imitan a las feromonas del jabalí macho.
Pimiento rojo: Tradicionalmente se ha incluido al pimiento en la lista de productos afrodisíacos por su forma fálica, aunque en el caso del pimiento rojo, sobre todo si es picante, contiene una serie de vitaminas y sales minerales que actúan como vasodilatadores.
Canela: Es uno de los estimulantes sexuales más populares aunque dicen que, en grandes dosis, puede tener incluso el efectos contrario. También se cuenta que el efecto de la canela es mayor en la mujer que en el hombre.
Champán: La bebida que no puede faltar en una cena romántica. El alcohol en general es un importante desinhibidor aunque tiene el peligro de que el abuso disminuye la energía sexual.
Fresas: Favorecen la circulación de la sangre, lo que puede incrementar también la capacidad sexual. Pero quizá es su aspecto y llamativo color lo que convierten a las fresas en uno de los afrodisíacos más demandados.
Dátiles: En África los dátiles están considerados como uno de los estimulantes sexuales más potentes debido a su alto poder calórico. También el vino de palma, un derivado de este fruto, posee estas cualidades, según aseguran.
Aguacate: Esta fruta originaria de América tiene, según la creencia, importantes efectos eróticos. Los indios americanos aseguraban que estimulaba el deseo. Quizá el hecho de que sea abundante en vitaminas explique su fama.