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General Motors prevé casi 50.000 nuevos despidos y pide otra ayuda multimillonaria

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General Motors y Chyrsler, dos de los tres grandes fabricantes de coches de Estados Unidos, han anunciado su intención de despedir a otros 50.000 empleados en todo el mundo para intentar salir de la grave crisis que atraviesa el sector

También piden otra lluvia de dinero público para evitar la quiebra: 21.600 millones de dólares adicionales a los 17.400 que Washington ya ha entregado, o se ha comprometido a entregar en las próximas semanas. Con estos datos, la situación es aún peor de lo que se esperaba.

El panorama más sombrío lo dibuja General Motors, aunque su nuevo plan no prevé el cierre de ninguna de sus plantas en España. La compañía que preside Richard Wagoner ha dicho que necesita 30.000 millones de dólares para afrontar sus deudas y además prevé recortar 47.000 empleos (más de la mitad fuera de Estados Unidos) en los próximos 12 meses.

General Motors recibió en diciembre  pasado 13.400 millones de dólares como parte de los fondos aprobados por la Casa Blanca para rescatar el sector del automóvil, y este martes ha dicho que necesitará otros 16.600 millones; en total 30.000 millones de dólares que se compromete a devolver en el 2017. 

El plan de reestructuración presentado por General Motors contempla reducir su plantilla mundial en 47.000 puestos sobre un total de 244.000 trabajadores. En EE.UU., donde tiene 92.000 trabajadores, recortará 20.000 empleos y cerrará otras cinco plantas, con lo que pasará de 47 a 32 plantas. 

Acuerdo con los sindicatos

Chrysler, por su parte, ha anunciado 3.000 nuevos despidos y ha pedido otros 5.000 millones de dólares. El tercer fabricante del país recibió en diciembre 4.000 millones. 

Mientras se conocían los planes de reestructuración de ambas compañías, el sindicato United Auto Workers (UAW) ha anunciado un principio de acuerdo con los grandes de Deotrit (Chrysler, Ford y General Motors) para permitirles modificaciones en los convenios colectivos cerrados en el 2007 debido al nuevo "clima económico extraordinariamente difícil". 

Las dos empresas que han pedido rescate (Ford se ha mantenido al margen por ahora) han mantenido negociaciones hasta el último minuto ya que el plazo del Gobierno expiraba este martes. 

El lunes, Obama anunció la creación de un comité de expertos encabezado por el secretario del Tesoro, Tim Geithner, para supervisar la reestructuración de los fabricantes. Su departamento va a estudiar ahora los nuevos planes presentados por las firmas para estudiar las próximas acciones de la Administración, aunque no se descarta la quiebra, algo que rechazan las empresas.

La anterior administración de George W. Bush aprobó días antes de entregar el mando  una línea de crédito de 17.400 millones de dólares para ayudar a los dos fabricantes a cambio de  que devolvieran todos los préstamos si no presentaban un plan de viabilidad financiera antes del 31 de marzo.