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El presidente de turno de la UE la compara con los regímenes comunistas

  • El presidente checo ve similitudes entre la UE y la URSS
  • Pide un "debate libre" sobre la integración europea y que se reflexione sobre sus efectos
  • Su intervención ha sido jaleada por los euroescépticos y abucheada por el resto
  • El presidente del parlamento: En un parlamento comunista "no habría podido dar este discurso"

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El presidente de turno de la unión europea ha protagonizado una tensa sesión en el Parlamento Europeo

El sistema político y la "ausencia de oposición" a la integración europea hace que la actual Unión Europea sea parecida a los regímenes totalitarios comunistas del siglo pasado, como la Unión Soviética.

Estas gruesas palabras las ha pronunciado un euroescéptico, pero no uno cualquiera: Vaclav Klaus, presidente de la República Checa, que en la actualidad ostenta la presidencia de turno de los 27. De hecho, su visita se encuadra dentro de los actos de conmemoración de la presidencia de su país.

Además, lo ha hecho ante la sede de la 'soberanía' europea, la Eurocámara, donde sus palabras han sido seguidas de jaleos por parte de los euroescépticos y de abucheos y abandonos masivos del resto del pleno para expresar su oposición.

"Aquí, sólo una alternativa es promovida y aquellos que se atreven a pensar en una opción diferente son etiquetados como enemigos", ha denunciado Klaus, que ha recordado que "no hace mucho tiempo, en parte de Europa  vivimos en un sistema que no permitía alternativas ni oposición parlamentaria". Indignación en la Eurocámara

La respuesta le ha llegado del propio presidente de la cámara, Hans-Gert Pöttering, que le ha replicado al final a Klaus: "En un parlamento del pasado, probablemente usted no habría podido pronunciar este discurso".

Cohn-Bendit, el líder verde, fue el primero en responder con un comunicado al discurso de Klaus en la Eurocámara, al que ha considerado"digno de Carnaval" y con una "visión manipulada y falsa de la realidad europea".

"¿Cómo se pueden comparar los métodos de trabajo y de toma de decisiones de la UE con los de la antigua Unión Soviética?", se ha preguntado el diputado alemán.

Contra la integración

El líder checo, jaleado por los parlamentarios euroescépticos, se ha opuesto a seguir profundizando en la integración europea y a dar más poderes al propio PE, tal y como prevé el Tratado de Lisboa.

"Temo que los intentos de profundizar en la integración y llevar decisiones sobre las vidas de los ciudadanos de los Estados miembros al nivel europeo pueden poner en peligro todas las cosas positivas que Europa ha alcanzado en el último medio siglo", ha advertido.

Además, ha insistido en varias ocasiones en la necesidad de impulsar un "debate libre" sobre la idea de la integración europea y atacó el "dogma no criticable" que, a su juicio, se da en Bruselas respecto a la necesidad de seguir avanzando hacia una Europa más unida.

"¿Están ustedes seguros en cada votación, al decidir cualquier asunto, de que éste es el ámbito más justo y de que no lo sería uno más próximo a la ciudadanos?", ha cuestionado a los eurodiputados.

En su opinión, al no existir una "nación europea", la distancia entre los ciudadanos y las instituciones seguirá aumentando con las reformas que, por ejemplo, dan más poder al Parlamento Europeo.

Personaje polémico

En una conferencia de prensa posterior, Klaus ha ido aún más lejos y ha asegurado que la Eurocámara carece de "autenticidad", por lo que muchas de las decisiones que toman el PE y otras instituciones europeas deberían retornar a los Estados miembros.

La llegada de Klaus a Bruselas venía precedida ya de cierta polémica, tanto por los postulados que defiende el presidente checo en lo referente a la UE como por el incidente que protagonizó con una delegación de eurodiputados que visitaron Praga el pasado año.

La reunión que mantuvieron entonces fue grabada sin el conocimiento de los parlamentarios europeos y posteriormente difundida con fragmentos de un acalorado debate entre el presidente y el líder de los Verdes en la Eurocámara, Daniel Cohn-Bendit, quien había regalado a Klaus una bandera europea, enseña que tradicionalmente se ha negado a hacer ondear en sus oficinas.

La cita con la prensa de Klaus también generó polémica, ya que éste rompió con la tradición de celebrarla dentro del PE y prefirió llevarla a la representación checa ante la Unión Europea pese a algunos problemas logísticos, lo que originó una nota de protesta de la Asociación de la Prensa Internacional de Bruselas.