Dos años de escasas iniciativas legislativas envueltas en huelgas y polémicas
- Bermejo ha tenido que hacer frente a una huelga de funcionarios y a la primera de jueces
- Ha acusado a los jueces de coorporativismo y al nuevo CGPJ de falta de pluralidad
- Ha recibido críticas por la reforma de su vivienda por 250.000 euros y la cacería con Garzón
- Deja en tramitación la reforma del Código Penal y la reforma de la legislación procesal
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Han sido dos años de polémicas y enfrentamientos como titular de Justicia. Mariano Fernández Bermejo comenzó su mandato con una huelga de funcionarios de los órganos centrales y de las comunidades sin las competencias transferidas y se ha despedido con la primera huelga de jueces de la Democracia.
Sin embargo, detrás de su dimisión no han estado estos conflictos, sino la cacería que protagonizó con el juez de la Audiencia Baltasar Garzón cuando estaba instruyendo el sumario sobre el caso Gürtel, una supuesta trama de corrupción con miembros del Partido Popular imputados.
Polémicas aparte, lo que quedará de su breve paso por el Ministerio será la reforma del Código Penal y la de la legislación procesal, necesaria para implantar la nueva Oficina Judicial, uno de sus objetivos principales.
Fernández Bermejo sustituyó a López Aguilar en febrero de 2007 al frente de Justicia cuando este último se presentó por el PSOE a las elecciones autonómicas de Canarias.
Los primeros compases de su mandato estuvieron marcados por la ilegalización de Acción Nacionalista Vasca (ANV) y del Partido Comunista de las Tierras Vascas (PTCV) y por la huelga de funcionarios que todavía dependen del Ministerio.
La huelga de funcionarios colapsa la Justicia
Fueron más de 60 días de paros de los trabajadores de los órganos centrales, entre ellos el Supremo y la Audiencia Nacional, y de los funcionarios de las comunidades autónomas sin las transferencias de Justicia transferidas (Extremadura, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Baleares, Asturias y La Rioja, además de Ceuta y Melilla).
La huelga, que se desarrolló entre el 4 de febrero y el 5 de abril de 2008, acabó tras un acuerdo para subir en unos 190 euros mensuales los salarios de estos trabajadores.
La primera polémica saltó un año después de su nombramiento, en febrero de 2008. En aquel momento se supo que Fernández Bermejo había invertido 250.000 euros en reformar el ático de más de 200 metros cuadrados que se le había asignado por su cargo.
En él había residido hasta entonces la ministra de Vivienda, María Antonia Trujillo, que aseguró que el piso "estaba en perfecto estado para vivir". Bermejo se defendió entonces diciendo que la casa se encontraba en malas condiciones y afectada por goteras
Argumentó que el gasto se había destinado a "acondicionamiento de vivienda", "reforma de la terraza", "suministro de mobiliario de tapicerías varias", "mobiliario de cuarto de baño" y "suministro de jardineras y su posterior colocación", según informa Europa Press.
Zapatero vuelve a confiar en él como ministro
Ni la reforma del piso, ni los bailoteos de su mujer en plena campaña electoral estando, supuestamente, de baja, le pasaron factura. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, volvió a confiar en Mariano Fernández Bermejo para formar su nuevo equipo tras las elecciones del pasado 3 de marzo de 2008.
Este último año ha estado caracterizado por el enfrentamiento abierto del ministro con los jueces a los que ha acusado en reiteradas ocasiones de corporativismo por el caso de Rafael Tirado. Este juez tenía que haber encarcelado a Santiago del Valle, el presunto asesino de la niña Mari Luz. Del Valle tenía una condena por abusar de sus propia hija que no llegó a ejecutarse.
Tirado fue sólo sancionado con 1.500 euros de multa por el Consejo General del Poder Judicial. La multa fue revisada por el nuevo CGPJ, que mantuvo la misma multa, lo que fue duramente criticado por el ministro de Justicia.
Con Fernández Bermejo como ministro, Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy firmaron un pacto por la Justicia para reformar, precisamente, este Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Constitucional. Carlos Dívar fue elegido para presidir el Tribunal Supremo y el CGPJ.
El Consejo fue reformado, pero el Constitucional sigue estancado. El ahora ex ministro criticó duramente la composición del nuevo Poder Judicial y le acusó de falta de pluralidad, lo que le valió la desautorización de la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega.
Tras la polémica de la cacería con Garzón, el presidente nacional del PP, Mariano Rajoy, dio por roto el pacto de la Justicia hasta que Bermejo dejara de ser ministro.
Huelga de los jueces
El malestar de los jueces ha ido creciendo en los últimos meses hasta desembocar en la huelga del pasado 18 de febrero. En el origen de la polémica estaba el caso de Rafael Tirado, pero también, en una de las reformas legislativas impulsadas por Bermejo.
Los magistrados no están de acuerdo con algunos aspectos del proyecto de ley de reforma de la legislación procesal, necesaria para implantar la nueva oficina judicial. Entre ellos, que los juicios sean fijados por los secretarios judiciales y no por los jueces como hasta ahora. La nueva ley se está tramitando ahora en las Cortes y tiene que culminar con la puesta en marcha de la Oficina Judicial en enero de 2010.
Entre las reivindicaciones, los jueces también pedían la modernización del sistema judicial, que actualmente cuenta con unos recursos decimonónicos. Con unos juzgados donde se amontonan los procesos abiertos en montañas de papel, sin un sistema informático que permita que los juzgados estén conectados.
Las negociaciones con el titular de Justicia para detener los paros desembocaron en una ruptura de la unidad asociativa. Dos de las cuatro principales asociaciones de jueces se desvincularon del resto y apoyaron una protesta secundada desde numerosas comunidades autónomas, informa Europa Press.
La huelga, con un seguimiento del 35%, acabó con el anuncio de Bermejo de una nueva ley para establecer si los jueces, un poder del Estado, pueden o no hacer huelga. De momento, los magistrados tienen fijado, por el momento, un segundo día de paros para el próximo 26 de junio.
Reforma del Código Penal
Con Bermejo como ministro también se ha aprobado el anteproyecto de ley para modificar el Código Penal. Entre las principales novedades establece la figura de la "libertad vigilada" durante 20 años para terroristas y violadores una vez que cumplan sus penas. Para ello, podrán ser controlados con dispositivos electrónicos.
Entre las modificaciones, el nuevo Código Penal establece que los delitos de terrorismo no prescriban y endurece los delitos contra la libertad sexual.
El cambio del Código Penal viene motivada, entre otras circunstancias, por la alarma generada por el caso Mari Luz, que llevó a Bermejo a anunciar otra de sus medidas estrellas que debería entrar en funcionamiento durante el primer trimestre de 2009: un registro de pederastas.
Proyectos en el cajón
Entre los proyectos que Bermejo anunció pero que se quedan en el cajón están la reforma del CGPJ para que sus vocales ceses automáticamente cuando concluya su mandato, la reforma del acceso a la Carrera Judicial para que no sólo se entre por oposición (una de sus propuestas más polémicas y contestadas por la magistratura) y la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal para que sean los fiscales y no los jueces los que instruyan los casos.
De caza con Garzón, la última polémica
Pero lo que ha acabado terminando con Fernández Bermejo fue la caza que protagonizó con el juez Baltasar Garzón el 7 y 8 de febrero en Torres, en la provincia de Jaén.
El magistrado acababa de ordenar la detención del empresario Francisco Correa y de dos de sus colaboradores por delitos económicos relacionados con una supuesta trama de espionaje en la que podían estar implicados miembros del Partido Popular.
El PP exigió la dimisión de Bermejo y pidió la reprobación del magistrado. Bermejo, que en un principio se mofó de las críticas, llegó a reconocer que la caza quizá hubiera sido "inoportuna". Y más cuando se ha sabido que no contaba con licencia para cazar en Andalucía. Al final ha acabado con su dimisión.