Publio Cordón, el empresario venido de la nada
- Nacido en Soria, vivió las penurias de la posguerra civil
- A los 19 años, marchó junto a su madre a Zaragoza en busca de un oficio
- Pronto se involucró en el negocio de las pólizas de seguros
- Fundo el Grupo Quirón, la primera red hospitalaria privada del país
Cuando Publio Cordón fue secuestrado, era uno de los empresarios con más proyección de nuestro país. Fundador del grupo empresarial Quirón, Cordón fue un hombre que se hizo a sí mismo.
Nació en 1937, en el seno de una familia de clase baja, asentada en la localidad riojana de Villar de Moya. Allí vivió las penurias y estreches de la posguerra, en la que murió su padre. Su madre, Benita Munilla, quien durante los primeros años del secuestro pidió insistentemente su liberación y que llegó a entrevistarse con Juan Pablo II, tuvo que hacerse cargo de la familia.
A los 19, partió a Zaragoza en busca de un oficio. Su olfato para los negocios le puso sobre la pista de las pólizas de seguros, donde comenzó como un vendedor. No tardaría muchos años en formar parte de la compañía Previsión Sanitaria, que con el tiempo pasaría a llamarse Previasa.
Cordón ya entonces evidenció sus ganas de 'comerse el mundo' al transformar de la mano del doctor y escritor Santiago Lorén un chalé de Zaragoza en un centro de asistencia sanitaria. Ése fue el germen de una ventura que le llevó a soñar a lo grande.
Se casó con Pilar Muro, hermana de los dueños de Radio Zaragoza, y con ella tuvo cinco hijos. Cinco años antes de ser secuestrado, el empresario sufrió la muerte de su único hijo varón, en un accidente de un ultraligero en Lérida.
Con gran esfuerzo, puso en pie una macroempresa compuesta por 14 compañías -en el momento de su desaparición-. Un holding con más de 300 empresas en todo el país y siempre enfocado a la atención sanitaria, y que llegó a tener 500 trabajadores durante su presidencia. El volumen de negocio era estratosférico -en torno a los 23.000 millones de pesetas- si tenemos en cuenta que Cordón empezó como vendedor y llegó a generar beneficios cercanos a los 1.200 millones de pesetas.
Abrió oficinas en Portugal, Andorra y hasta en Nueva York. Después, se lanzó a desarrollar el Grupo Hospitalario Quirón, que en pocos años se convirtió en la primera primera red hospitalaria privada del país. Su éxito profesional fue la clave para que los GRAPO le designaran como objetivo de la banda terrorista.
El empresario llevaba Una vida tranquila y rodeada de los suyos que acabó abruptamente con su secuestro. Pasados diez años de su desaparición, en 2005, el Tribunal Supremo reconoció la condición de viuda a su esposa. Cordón no iba a regresar nunca más.