"Con Bolonia, la Universidad tendrá que informar al alumno de todos los servicios que paga"
- Felipe Petriz, director general de Universidades, disecciona la reforma de Bolonia
- Asegura que la implantación del nuevo sistema está en su ecuador
- Petriz niega que la Universidad se vuelva elitista o que se establezcan barreras
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Felipe Petriz es el director general de Universidades y una de las personas que mejor conoce el Proceso de Bolonia dentro del Ministerio de Ciencia e Innovación. No en vano, asegura que lleva siempre en su cartera las declaraciones que componen el llamado Plan Bolonia.
Petriz ha concedido una amplia entrevista a RTVE.es en la que ha diseccionado los puntos más calientes y polémicos de este proceso que transformará para siempre la Universidad española y europea.
Pregunta: ¿En qué estado está la implantación del Proceso de Bolonia?Respuesta:
En estos momentos, las Universidades nos han hecho llegar peticiones para unas 1.000 titulaciones ya adaptadas. Esperamos que el resto, otros 1.000 títulos largos, esté previsto para implantarse en el curso 2010-2011. Eso quiere decir que estamos en el ecuador de la reforma.
Eso, en lo estructural, que es la estructuración de los títulos: grado, máster, créditos... Pero la reforma tiene la componente metodológica, cuyos indicadores son más difíciles de evaluar, pero que tiene que ver con mejorar la atención a los estudiantes.
P -Mejorar la atención requiere más dinero y más medios. ¿Cuánto va a suponer en cuanto a inversión la puesta en marcha de Bolonia?R -
En este asunto se mezcla el debate de la financiación del sistema universitario con lo que supone la implantación de la reforma. Si se generaliza, el análisis no es correcto, hay que ir a los casos. Hoy hay titulaciones cuya reforma no implica costes adicionales, pero, al lado, hay titulaciones necesitadas de recursos materiales y humanos para llevar adelante la reforma.
Pero son las universidades las que tienen que determinar el coste en la memoria de solicitud de cada título. Ahí deben especificar los recursos ya disponibles y los necesarios para impartirlo. Por lo tanto, o se dispone de esos recursos para cada titulación, o no se estaría haciendo el trabajo en las condiciones en que se comprometen las Universidades. Eso sí, nunca se ha dicho que el coste de la implantación de Bolonia globalmente sea cero.
P- Si una facultad plantea unas necesidades que no puede cubrir, ¿quién financia ese coste extra?R-
El modelo de financiación tendrá que decir cómo se comparte ese coste que supone la reforma. Es un modelo que está en debate dentro de la estrategia Universidad 2015, donde una comisión de rectores, comunidades y Gobierno está discutiendo cómo será el modelo de financiación.
Aun así, Bolonia piensa en una mejor atención a los estudiantes, lo que, normalmente, se asocia a clases más reducidas, tutorías contempladas en el perfil del profesor... Pero Bolonia no dice "no" a las clases magistrales ni a ninguna metodología, sino que lo que hace es estimular la complementariedad de metodologías.
P- Profesores y alumnos consideran que al estudiante se le va a exigir más dedicación y más horas, lo que puede dificultar la compaginación entre trabajo y estudios. ¿Qué opina sobre este planteamiento?R -
A mí no me gusta hablar de más trabajo. Lo justo es que se va a reconocer todo el trabajo que el estudiante hace para alcanzar las competencias que se requieren en ese proceso de aprendizaje. En el ECTS (nuevo crédito europeo) están las horas de aula, de seminario, de laboratorio, de prácticas, de exámenes, de estudio en casa... Esa es la medida del crédito, que está midiendo no sólo hora de profesor, sino hora de estudiante. Por eso pasamos de un crédito de 10 horas de profesor a un crédito de 25 ó 30 horas de estudiante.
Y todo esto, en total compatibilidad con el trabajo, porque las declaraciones que sustentan en el proceso de Bolonia inciden en que se utilice la reforma para ayudar y atender mejor a los estudiantes. Es su dimensión social.
P - Según ese planteamiento, ¿no está el alumno pagando por horas que está estudiando en casa?R -
Cuando ahora se dice que el precio del crédito es tanto, es cierto que significa 10 horas de profesor y tanto dinero por ellas. Pero a partir de ahora, decir precio del crédito ECTS será decir cuánto paga el estudiante por la atención en la Universidad de las actividades que "caben" en ese crédito que ahora está medido en términos de hora de trabajo del profesor.
P - ¿Cómo se valoran las horas de trabajo personal? ¿Cómo se le explica al estudiante que está pagando por algo de verdad?R -
Ahora todo esto va a estar mucho más claro, porque debe estar especificado en la memoria que debe entregar la Universidad a la hora de solicitar un título académico. Un alumno que se matricule en 60 créditos, estará ante unas 1.500 ó 1.800 horas de trabajo de estudiante. Si esto es para un curso académico, es fácil entender que estamos ante una persona que estudia a tiempo completo, con lo que se puede comparar con cualquier trabajador del país y medir mejor su dedicación.
De acuerdo con la planificación de las materias, se sabe cuántas de estas horas son de clase, de prácticas, de examen... El estudiante estará pagando los servicios que la Universidad le presta en términos de clases, de medios, de tutorías... No es correcto comparar con lo que se pagaba por cada hora de profesor. Hemos cambiado la unidad de medida.
P - Hay quien considera que el nivel de máster es una barrera económica que separa a los alumnos por ingresos. ¿Está de acuerdo con la idea?R -
No la comparto. O se ponen ejemplos concretos demostrando que es así, o no estaremos profundizando en el debate. El Gobierno ha aprobado una declaración con 10 compromisos entre los que están la defensa de la Universidad pública y la igualdad de oportunidades. En la práctica, se traducen en las políticas de precios, de becas y ayudas y es donde se ve el reflejo de ese compromiso.
La implantación de los máster es una novedad, porque serán títulos oficiales, que no los había. Los que existían eran títulos propios de las facultades, y no corro ningún riesgo si digo que los precios de esa oferta formativa eran más caros que los que ahora estamos estableciendo como estudios oficiales a precios públicos. La formación de cuatro años más el máster es equivalente en precio a la de cinco años de antes para acceder al doctorado. Entiendo que alguien pueda atisbar una amenaza en términos económicos, pero no debe ser atribuido a Bolonia, sino a otras circunstancias propias de cada caso.
P - ¿Pero va a costar realmente lo mismo esa formación en cada caso?R -
Para tener un grado, la Universidad tiene que ofrecer al alumno información sobre qué tipo de formación va a dar. Se le exigirá que describa el perfil del licenciado y sus competencias. Deberá definirse para qué es competente. No es sólo un plan de estudios, sino un contrato social en el que diga qué espera de ese titulado y en qué condiciones va a atenderle durante los estudios.
También tendrá que hablar de porcentaje de estudiantes que terminen los estudios en el año académico, garantizar las prácticas y su calidad, la inserción laboral, la medición de la satisfacción de los diferentes colectivos, qué medios tienen y necesitan, qué personal tienen y precisan...
Todo tiene que estar escrito y, si se hace bien, ¿dónde está el problema? Porque Bolonia no habla de precios, ni de privatización, ni de mercantilización.
P - Entonces, ¿de dónde viene esa idea de mercantilización? ¿Por qué se tiene miedo a la presencia de la empresa a la hora de financiar la Universidad?R -
Bolonia no es mercantilización y no pone a la Universidad al servicio de la empresa. ¿Dónde están las empresas en el proceso? ¿Quién ha visto algo que pueda indicar que ese riesgo existe? ¿Cuántos empresarios hay redactando los planes de estudio? Pues la presencia es mínima y, en la mayoría de los casos, cero.
Más allá de eso, ¿qué tiene de malo que la Universidad reflexione sobre lo que debe ser un titulado y qué competencias debe tener? De ahí a decir que vamos a hacer sólo lo que diga el empleador va un mundo.
P- Hay quien dice que algunos estudios poco "comerciales" podrían perder apoyo. R -
¿De dónde se deduce que las que no estén tan asociadas al ámbito del empleo van a ser perjudicadas? Eso no lo dice Bolonia. Lo que dice es que se ajuste la oferta formativa a la demanda social. Y esta demanda es la que se deriva del empleo, pero también la que se deriva del enriquecimiento cultural y personal, que es la esencia del Espacio Europeo de Educación Superior, que es el ámbito de las Ciencias Sociales y del Humanismo.
P - ¿Pero qué pasa si no hay respaldo desde la sociedad o las empresas para facultades o investigaciones con poca demanda social? R -
Hay determinados ámbitos en los que, además del apoyo público, porque ese sector está más relacionado con una demanda social, puede haber más petición de servicio a esa institución y, entonces, dispondrá de más recursos y mejores medios gracias al apoyo privado.
Pero en el caso en que esta parte privada sea más débil, yo pregunto, ¿para qué están los gobiernos? Bolonia no dice que haya que eliminar enseñanzas que no tengan ese soporte privado. Como ejemplo, en la última declaración del Gobierno sobre la reforma universitaria se aprueban tres acciones concretas para 2009, entre ellas, un apoyo especial a las Ciencias Sociales.