La aplicación de Bolonia más allá de 2010
- La creación del EEES no termina con la aplicación del plan Bolonia
- Alumnos y profesores deberán adaptarse a una nueva forma de enseñanza
- Las universidades deberán adaptarse continuamente a las demandas de la sociedad
- Los planes de estudio actuales podrán mantenerse hasta 2015
- La próxima cumbre ministerial tendrá lugar en Lovaina, los días 28 y 29 de abril
Las protestas de los últimos meses en contra del proceso de Bolonia revelan la inminencia de la puesta en marcha del Espacio Europeo de Educación Superior. El curso 2008-2009 debe ser el último en el que se impartan titulaciones universitarias no adaptadas: a partir del 2009-2010, todos los nuevos alumnos universitarios deberán estudiar ya titulaciones homologables.
Quienes estén ya cursando la carrera, no obstante, tienen hasta 2015 para acabarla, aunque en cualquier momento pueden cambiar al nuevo plan de estudios voluntariamente; todo ello, evidentemente, en función de las posibilidades que cada facultad ofrezca.
Los ministros de Educación de los 46 países integrados en el proceso tienen previsto reunirse los días 28 y 29 de abril en Lovaina -sede de otra venerable universidad europea- para evaluar una vez más los últimos progresos realizados, antes de la aplicación definitiva del plan Bolonia. En 2010 habrá otra cumbre ministerial, ya con todo en marcha, para revisar los primeros resultados.
No obstante, la construcción del EEES no acaba en 2010, sino que será -o al menos eso se pretende- un proceso constante. En primer lugar, habrá que cambiar la mentalidad de profesores y alumnos, para adaptarse a una formación menos centrada en lo presencial; además, harán falta recursos: Europa destina el 1,2% de su PIB a la universidad, mientras que Corea del Sur o estados Unidos alcanzan entre el 2,5% y el 3%.
Después, las universidades deberán seguir reformándose, en una continúa adaptación para asegurar que las enseñanzas que imparten responden a las necesidades, laborales y de conocimiento, de la sociedad europea. Bolonia habrá sido, únicamente, un punto de partida.