El desarrollo del proceso de Bolonia
- Las cumbres de Praga, Berlín, Bergen y Londres han marcado los avances
- Los estudiantes, principales afectados de la reforma, se incorporan al proceso en 2001
- En 2005 se inicia la implantación del doble ciclo en las titulaciones universitarias
Pese a ser los principales afectados, los estudiantes habían estado excluidos del proceso de Bolonia, que era una iniciativa primero académica y después política. La Cumbre de Praga, celebrada en mayo de 2001, fue la que integró a los alumnos en su desarrollo, incluyendo a la asociación Uniones Nacionales de Estudiantes en Europa (ESIB), entre los asesores del mismo, al mismo nivel que la Asociación de Universidades Europeas y que el Consejo de Europa.
Las riendas del proceso, mientras, quedaban en manos de los Gobiernos, que en la Declaración de Praga no introdujeron grandes novedades y se limitaron a ratificar los acuerdos de Bolonia. No obstante, se insiste en aspectos como "asegurar los estándares de la alta calidad" o la noción de aprendizaje a lo largo de toda la vida, al tiempo que, para suavizar las críticas contra la homogenización de la enseñanza, se apela a la "diversidad".
Poco a poco, cada país iba incorporando en estos años los aspectos legales del proceso de Bolonia, a diversas velocidades; España, por ejemplo, regulaba en 2003 el suplemento al título europeo y los créditos ETCS.
Primeras protestas
En mayo de ese año se celebraba la Cumbre de Berlín, en la que se incorporaron al proceso países como Rusia o Serbia, alcanzándose los 40 participantes. La declaración final marcaba el objetivo de poner en marcha el sistema de dos ciclos para 2005 y trataba de tranquilizar algunas susceptibilidades recalcando en el preámbulo que la educación superior es "un bien público y una responsabilidad pública".
Porque, a medida que se acercaba la aplicación del plan Bolonia, el descontento de los estudiantes iba en aumento. Las primeras movilizaciones de envergadura en España se producen en 2005, cuando se plantean las propuestas para reformar las titulaciones. En mayo de ese año, en Bergen (Noruega), se celebra una nueva cumbre ministerial para evaluar el proceso, coincidiendo con la mitad de su recorrido.
En este momento, la prioridad ya no es tanto la regulación de los cambios -el documento final afirma que "el sistema de dos ciclos se está aplicando ampliamente" y que "más de la mitad de los estudiantes" siguen ese modelo-, como su aplicación. Se incorpora la "dimensión social", con el fin de "establecer las condiciones apropiadas para que los estudiantes puedan completar sus estudios sin obstáculos relacionados con su origen social y económico", así como una orientación del proceso hacia la generación de empleo y crecimiento económico.
La última cumbre ministerial se celebró en mayo de 2007 en Londres, con el proceso ya encarrilado, aunque no exento de dificultades. Así, aunque se reconocen progresos importantes, se señalan "obstáculos a la movilidad" relacionados "con la inmigración, el reconocimiento de títulos y diplomas, los incentivos económicos insuficientes o las disposiciones rígidas sobre jubilación". También se advierte de que "la gama de enfoques nacionales e institucionales al tema del reconocimiento de títulos requiere mayor uniformidad y coherencia".