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El PSE tiene en sus manos las llaves de Ajuria Enea

  • Todas las coaliciones viables de gobierno pasan por los socialistas
  • López debe elegir entre intentar una coalición de 'bloque' o apoyar al PNV
  • La distancia entre PSE y PNV y el triunfo nacionalista en votos dificulta esta opción
  • También podría optar por un gobierno en minoría con apoyo externo de PP y UPyD
  • Otra posibilidad es pactar con el PNV, pero tendría que renunciar a ser presidente
  • En ese caso el próximo lehendakari sería un 'tapado' de los nacionalistas

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Mientras Patxi López aseguraba sentirse legitimado para formar gobierno pese a no ganar las elecciones, detrás de él, en una esquina, Txiki Benegas le aplaudía como el que más.

Su historia es el reverso de la que vivirá el candidato socialista a partir del próximo dos de marzo: pese a ganar en escaños en el 86, no logró ningún apoyo para ser lehendakari porque la cámara era netamente nacionalista, por lo que tuvo que ceder la presidencia al PNV.

23 años después, un socialista puede tomarse la revancha en su nombre. Pese a tener seis escaños menos que los nacionalistas, López cuenta con un as en la manga: la predisposición de PP y UPyD para formar una mayoría no nacionalista por primera vez en el parlamento de Vitoria.

Malas experiencias

Y es que la historia de Benegas ha quedado marcada a fuego en la memoria de los socialistas vascos. Tras renunciar a la presidencia del gobierno vasco, el PSE vivió un declive electoral continuo que fue 'premiado'  por el PNV con la ruptura del pacto entre ambos partidos en 1998 para embarcarse en la aventura de Lizarra.

Este hecho ha generado una desconfianza en el PSE a repetir cualquier pacto con los nacionalistas, habida cuenta de los malos resultados que a nivel partidario le dieron los diez años en el gobierno, pese a que supuso una década de estabilidad y desarrollo en Euskadi.

Sin embargo, la otra opción posible, la del 'frente' constitucionalista que se hace con el gobierno frente al bloque nacionalista también es un fantasma del que los socialistas han huido como del demonio desde que López está al frente del PSE y enterró la herencia de Nicolás Redondo.

Opción 1: Gobierno en minoría socialista

Por eso, durante la campaña no se ha cansado de repetir que 'cambio' no significa ni gobernar con el PP ni con el PNV.

Entonces, ¿de qué se trataría? "Yo si soy Patxi López y le digo al PNV forma tú gobierno. Luego me voy al parlamento y me presento y si el PP me vota no es culpa mía", respondía a RTVE.es el senador del PNV Iñaki Anasagasti.

Ésta es, de hecho, una de las opciones 'preferentes' que están sobre la mesa de los socialistas vascos, que verían con agrado no cerrar ningún pacto y apurar a la sesión de investidura para recibir los votos de los no nacionalistas 'in extremis'.

De esta forma, evitaría formalmente incumplir su promesa de evitar una política de frentes y, a la vez, de llevar un cambio al gobierno, dos cosas que, con los resultados actuales, parecen incompatibles.

Opción 2: Gobierno tripartito constitucionalista

Otra cosa es que tanto PP como UPyD acepten dar apoyo a cambio de nada López. Por eso, tampoco es descartable una coalición tripartita entre todas las formaciones constitucionalistas, con López de lehendakari y Basagoiti de vicelehendakari.

El problema es que esta imagen, tomada como eslogan electoral por parte de Ibarretxe para movilizar a su electorado, no es vista con agrado por los socialistas, que han querido acercarse a los votantes nacionalistas moderados y que no tienen ningún interés por pactar con una tránsfuga de su partido como es Rosa Díez.

Además, esta coalición tampoco sería vista con buenos ojos en Ferraz, donde se necesitan los votos del PNV para mantener al gobierno en el Congreso y que tiene malas relaciones tanto con Díez como con el PP.

Más aún, el otro fantasma que se cierne sobre López desde el dos de marzo es el del 'president' Montilla que, tras perder las elecciones de 2006 en votos y escaños, no aceptó las presiones de Madrid para formar una 'sociovergencia' dirigida por Artur Mas.

En este caso, no está claro que el PSE tenga la autonomía que tuvo el PSC para formar sus pactos contra los intereses de Madrid.

Opción 3: Gobierno con el PNV sin Ibarretxe

Éste precisamente va a ser el factor que aprovechará el PNV, que ya ha anunciado que llamará el lunes al PSE para iniciar las negociaciones para formar gobierno.

La idea sería ofrecer un quid pro quo: apoyo externo del PSE al PNV a cambio de que los nacionalistas hagan lo mismo en Madrid. Aunque los socialistas es probable que se nieguen, los nacionalistas pondrán dos argumentos sobre la mesa: que la mayoría de votos siguen siendo nacionalistas y que ellos han sido más votados con diferencia.

En este escenario, los mentideros políticos hablan de una especie de cuadratura del círculo que afianzaría al sector autonomista del PNV frente a Ibarretxe. Consistiría en que los socialistas aceptasen integrarse en un gobierno 'transversal' en el que no estuviese Ibarretxe.

Ahí entraría un 'tapado' nacionalista que fuese bien visto por el PSE, para el que hay dos nombres: la presidenta del parlamento vasco, Izaskun Bilbao, y el número dos de Vizcaya y hombre de confianza de Urkullu, Andoni Ortuzar.

Así pues, como dicen los humoristas de Vaya semanita en su sketch sobre las elecciones vascas, aún queda lo peor.