Obama y Brown coinciden en cambiar la regulación financiera
- Nuevas estructuras financieras para evitar que el sistema se descontrole
- Obama y Brown seguros de que saldremos de la crisis más prósperos y unidos
- Gordon Brown es el primer gobernante europeo en visitar la Casa Blanca
- Obama matiza el contenido de la carta a Rusia y dice que no es un cambio de cromos
- Brown pronunciará un discurso ante el Congreso el miércoles
El presidente de los EE.UU, Barack Obama, y el premier británico, Gordon Brown, comparten la necesidad de reformar las estructuras reguladoras del sistema financiero. Se trata de evitar los agujeros que nos han conducido a esta crisis, recuperar el flujo de crédito, aislar los activos tóxicos y prevenir que los malos bancos arrastren a los buenos.
También coinciden en el diagnóstico: es un problema global que requiere soluciones globales. Por eso, Brown acude a la Casa Blanca con un New Deal de alcance global. Una nueva versión de la receta que aplicó Roosevelt para sacar a EE.UU de la Gran Depresión. Y ambos comparten el optimismo, están totalmente convencidos de que saldremos de ésta más prósperos y unidos.
El diablo se esconde como siempre en los detalles. Brown no sólo apuesta por la cooperación en los planes de estímulo sino que quiere reglas financieras comunes y un supervisor mundial. Obama no ha desvelado cuál es su posición al respecto. Habrá que esperar al próximo 2 de abril, cuando se celebre la cumbre del G-20 en Londres.
Gordon Brown será el anfitrión de la cita, y quizás esa sea la razón principal por la que es el primer gobernante europeo en visitar la Casa Blanca después de la toma de posesión de Obama. Antes que el presidente francés, Nicolás Sarkozy, o la primer ministro alemana, Angela Merkel.
Matices a la carta a Rusia
En política exterior, Obama ha matizado la información aparecida en el New York Times, de que habría ofrecido retirar el escudo antimisiles en Europa del Este a cambio de que Rusia presione a Irán en la cuestión nuclear. El Presidente dice que no es un quid pro quo ni un cambio de cromos. Ambas cuestiones no están ligadas, asegura, más allá del objetivo original del escudo: defenderse de un ataque de Irán contra suelo europeo.
Si desaparece esa amenaza, el escudo no es necesario. En todo caso, lo importante para Obama es el nuevo clima en las relaciones entre ambas superpotencias. Una nueva etapa abierta a la cooperación. Y las señales que recibe, dice, son positivas.
Tiempos turbulentos para Brown en el Reino Unido
Los medios estadounidenses subrayan los problemas domésticos de Brown es su propia casa. A pesar de ser el primer dirigente en impulsar las nacionalizaciones de los bancos con problemas, la falta de resultados inmediatos le pasa factura. El paro se dispara en el Reino Unido, los precios de la vivienda se hunden y el crédito no se ha reactivado. Las últimas encuestas dan una ventaja al partido Conservador de más de diez puntos sobre el Laborista del premier.
Y tampoco ha pasado desapercibido que la Casa Blanca haya improvisado la rueda de prensa de ambos dignatarios en el despacho Oval, junto a la chimenea, después de haberla cancelado. Obama ha negado explícitamente que las relaciones anglo-americanas vayan a la baja y asegura que son más fuertes que nunca.
En todo caso, no son equivalentes a las que mantenían Bush y Blair. Y a pesar de las palabras tranquilzadoras de Obama, los británicos temen un giro de las prioridades del Presidente hacia el Pacífico. La prensa saca punta a más detalles. Obama ha ordenado retirar el busto de Winston Churchill que estaba en el despacho Oval. También recuerdan que Obama dedicó 35 páginas en sus memorias a que su abuelo fue torturado en Kenya por el gobierno colonial británico.
Discurso ante el Congreso
Quizás la cita fundamental de la visita de Brown sea el discurso que pronunciará el miércoles ante el Congreso. Es el quinto primer ministro británico que tiene el honor de hacerlo. Se espera que Brown compare la lucha contra la recesión global con la que libraron las democracias contra el fascismo en la segunda Guerra Mundial.
Además de las soluciones globales a la crisis, es previsible que Brown hinque el diente a la cuestión del proteccionismo. En el plan de estímulo económico aprobado por el Congreso, figura una cláusula que privilegia el acero y los bienes de equipo norteamericanos. La redacción final asegura que EE.UU respetará los acuerdos comerciales internacionales, pero los europeos no acaban de fiarse.