Manuel Núñez Encabo: "España no se ha adaptado con la diligencia adecuada a Bolonia"
- Núñez Encabo fue uno de los ocho redactores de la Carta Magna Universitaria
- El documento, firmado por más de 400 rectores, fue la semilla del proceso de Bolonia
- Catedrático en la Complutense, afirma que la reforma es "absolutamente necesaria"
- No obstante, advierte de la necesidad de preservar las señas de identidad históricas
- Señala que España llega con retraso y cree que se debería se flexible en su aplicación
- También considera imprescindible mejorar la financiación
- Toda la información sobre Bolonia, en nuestro especial
"Es lo más importante que yo he hecho", asegura el catedrático de Ciencia Jurídicas Manuel Núñez Encabo. En boca de una persona que, entre otras cosas, fue diputado -era su nombre el que leía el presidente del Congreso, Landelino Lavilla, justo cuando Tejero asaltaba la cámara el 23 de febrero de 1981-, miembro del Consejo de Europa o vicepresidente del Ateneo de Madrid, es una afirmación reveladora. "Somos los padres de Bolonia", afirma con orgullo.
Junto a otros siete miembros prominentes de la comunidad universitaria, entre ellos los rectores de las universidades de Bolonia, París I-Sorbonne, Lovaina y Barcelona, Núñez Encabo se encargó, a principios de 1988, de redactar la Carta Magna Universitaria, un documento en el que las universidades europeas sellaron su voluntad de cooperación y que, una década de después, sería la semilla del proceso de Bolonia.
"Se había anunciado la Europa sin fronteras, con espacios comunes en todos los ámbitos. ¿Por qué no en la universidad?", explica el catedrático en su despacho de la Universidad Complutense de Madrid. "Nos adelantamos al futuro", afirma.
El texto final, redactado en latín, francés, italiano, inglés, alemán y español, lo firmarían más de 400 rectores y miembros de la comunidad universitaria el 18 de septiembre de 1988, coincidiendo con el noveno centenario de la Universidad de Bolonia, la más antigua de Europa.
Preservar la identidad histórica
Dos décadas después, Núñez Encabo insiste en el carácter histórico de la universidad y en la necesidad de preservar su esencia. "Es la institución laica más antigua de Europa. Nosotros pensamos mucho el texto de la Carta Magna; aquí están las señas de identidad de la universidad del futuro, las que debe salvaguardar el proceso de Bolonia".
En concreto, resalta la independencia de las universidades respecto a los poderes político y económico o la conjunción de la actividad docente e investigadora de los profesores.
Así, aunque admite el retraso que acumula la educación superior española en el ámbito investigador, Núñez Encabo alerta de la posibilidad de que la adaptación a Bolonia incida excesivamente en ese aspecto y descuide la docencia. "No se puede transformar la universidad en un centro de formación para la aplicación de las técnicas que realiza el mundo de la empresa. Eso es confundirla con la formación profesional".
Más financiación
Núñez Encabo también echa en falta una mayor pedagogía sobre el proceso: "No se está explicando bien", afirma, recalcando además que el proceso de Bolonia "es absolutamente necesario. Estamos en el momento de la globalización y la mundialización".
En España, cree que "ha habido falta de diligencia en ministerios y rectores" en la adaptación a Bolonia, por lo que se llega a 2010, la fecha límite, con cierto retraso. "Tenemos que asumir que no se han hecho los deberes", comenta.
Por ello, considera que el Ministerio de Ciencia e Innovación debe difundir mejor sus ventajas, ser flexible con su puesta en práctica y, sobre todo, asegurar una adecuada financiación. "Sin financiación no se puede poner en marcha el proceso de Bolonia, hay que asegurar su éxito", subraya.
La Constitución de las universidades
En este sentido, advierte que el profesorado no ha recibido la suficiente formación para afrontar el cambio de metodología que exige el Espacio Europeo de Educación Superior, ni tiene suficientes medios, desde profesores ayudantes hasta un mayor equipamiento tecnológico, pasando por aumentar el personal de administración y servicios.
También recuerda que hay que contar con los estudiantes, aunque teme que las movilizaciones contra el proceso -la Complutense es una de las que mayores concentraciones y manifestaciones ha organizado- arrecien en primavera, después de los exámenes de febrero.
A su juicio, la referencia debería ser siempre la Carta Magna Universitaria: "Es la Constitución de las universidades europeas, porque la firmaron los rectores y la asumieron los Gobiernos. Debe cumplirse y, a veces, se está olvidando".