Principio de acuerdo con el campo argentino tras un año de conflicto
- Los productores han conseguido mejoras y seguirán negociando la próxima semana
- La presidenta Cristina Fernández ha entrado en la reunión sin previo aviso
- Las huelgas y la sequía pasan una alta factura a la economía en un año electoral
El Gobierno argentino ha llegado a un principio de acuerdo para poner fin al conflicto que mantiene desde hace casi un año con el campo con un gran coste (económico y político), en momentos en los que la crisis global empieza a afectar al país tras varios años de recuperación.
Las organizaciones agrarias y el Ejecutivo han firmado un acuerdo que incluye variadas ventajas para los productores de trigo, lácteos y carnes de vacuno, tras una reunión de casi seis horas en la que de forma sorpresiva irrumpió la presidenta argentina, Cristina Fernández.
El ministro del Interior, Florencio Randazzo, se ha mostrado confiado en que el pacto marque el fin del conflicto, que estalló hace un año cuando el Gobierno intentó imponer nuevos impuestos a las exportaciones del cereal.
Más cautas han salido los representantes del sector primario, que da empleo a 290.000 personas. Para ellos, el acuerdo es "positivo" pero solo recoge "soluciones parciales" y "no satisface en plenitud las necesidades" del sector rural, según el presidente de la Sociedad Rural Argentina, Hugo Biolcati. "Lejos estamos de que esté resuelto el conflicto", ha añadido su colega de la Federación Agraria Eduardo Buzzi.
Las partes volverán a reunirse el próximo martes para seguir analizando otros temas que afectan al campo, como los impuestos a las exportaciones de soja, que el Gobierno se niega a bajar. Argentina es el tercer exportador mundial de soja, el segundo de maíz y uno de los principales de productores de otros cereales y de carnes.
Según el ministro del Interior, la presencia de este martes ha sido "determinante" por "el gesto y por el grado de interiorización" que ha demostrado tener sobre la cuestión. Randazzo ha destacado que la presidenta se ha referido al "esfuerzo que deben hacer todos los argentinos para enfrentar la crisis mundial".
Momento delicado
Este pacto llega tras un año de disputas entre el Gobierno y el campo, con millonarias pérdidas para el sector por las políticas oficiales, las bajadas de los precios internacionales de los granos y el alza de los costos de producción, a lo que se sumó este año la sequía más grave en medio siglo.
Solo por este fenómeno se estima que las pérdidas en el sector agropecuario pueden recortar en 1,6 puntos porcentuales la previsión oficial de crecimiento económico que para este año se situaba en el 4%. Sería un duro golpe para la economía argentina, que ya acusa los primeros signos de deterioro tras seis años de expansión a tasas cercanas al 9% anual.
Según un sondeo difundido el lunes, seis de cada diez argentinos atribuyen la desaceleración económica del país al conflicto entre el Gobierno y el campo, y solo un 26% la achaca a la crisis global.
La economía será un argumento decisivo en los comicios legislativos de octubre, donde Fernández --cuya valoración está bajando en los sondeos--, buscará retener las mayorías parlamentarias.