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Una ONG denuncia el aumento de la censura y la disidencia en el internet chino

  • La censura del Gobierno chino se ha incrementado y sofisticado en el último año
  • El ciberespacio chino se ha convertido en el lugar de difusión de voces disidentes
  • El presidente Hu Jintao ha ordenado aumentar el control sobre las publicaciones

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Una dura batalla se está librando en China, el país con mayor número de internautas, entre la potente censura del Gobierno autoritario y la manera en que la disidencia la evita, según el informe publicado por una ONG defensora de los Derechos Humanos.

El informe realizado por la organización "Chinese Human Rights Defenders" (CHRD), indica que desde 2007 la censura del Partido Comunista de China (PCCh) sobre la red se ha incrementado y sofisticado aún más.

Se debe, señala la ONG, a que el ciberespacio chino es el lugar de encuentro y difusión de voces disidentes y opositoras al régimen, hasta el punto de que el PCCh, que cumple 60 años de gobierno en octubre, ve peligrar su control y permanencia en el poder.

Controlar a la opinión pública

El presidente Hu Jintao dio órdenes en 2007 a sus cuadros para "controlar el poder de liderar la opinión pública en internet y hacer uso activo de la nueva tecnología para afianzar la dinámica de la propaganda y formar a la opinión pública".

Esta orden se ha traducido, según CHRD, en un mayor control sobre las publicaciones, los "blogs", los proveedores de vídeo en internet y de los mensajes de texto de móviles; un refuerzo de la "ciberpolicía" y una nueva inversión para medidas de censura.

En este sentido, Pekín está aplicando nuevas directrices para controlar nuevos tipos de medios en internet y está obligando a los principales portales comerciales a servir como herramientas de control y propaganda, señalan las conclusiones del estudio.

Aumentan las detenciones de 'ciberdisidentes'

También se han multiplicado las detenciones de 'ciberdisidentes' y otros activistas e intelectuales que se han atrevido a criticar al Gobierno o a promover la defensa de los Derechos Humanos y de las reformas políticas en China a través del "ciberespacio".

Pero al mismo tiempo, cada vez es más difícil para Pekín controlar a la masa de casi 300 millones de internautas, por delante de Estados Unidos, por lo que es en internet y no en la prensa, totalmente controlada por el Gobierno, donde se puede medir la insatisfacción de los chinos.

Como ejemplos, el estudio cita casos conocidos de denuncia y de "periodismo ciudadano", como la "casa clavo" de Chongqing, en la que se denunció una expropiación ilegal, el caso de los niños que eran vendidos como esclavos para trabajar en hornos de ladrillos o la "Carta 8", en la que en diciembre se exigieron reformas políticas.