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Leticia Moracho regresa de Irak con su hija, secuestrada en el país por su padre

  • El padre tenía retenida a la niña en Irak desde 2006
  • Para conseguirlo utilizó documentación falsa ante un tribunal que le dio la custodia
  • Ahora el padre ingresará en prisión mientras la niña ya está en España con su madre

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Regresa a España tras estar retenida en Irak

Leticia Moracho, cuya hija, Sara, permanecía en Irak con su padre desde 2006, ha asegurado, nada más aterrizar en Madrid, que ha logrado sacarla "de un infierno" y que la niña, de 11 años, "va desplegando las alas poco a poco".

En declaraciones realizadas en el aeropuerto de Barajas procedente de Turquía, Moracho, visiblemente cansada, ha indicado que en las 24 horas que llevan juntas Sara, que ha perdido mucho español "aunque lo va recuperando", pasa el rato "mirándome y me sonríe".

Tras varios años de lucha con la ayuda del Ministerio de Asuntos Exteriores y el embajador de España en Irak, Francisco Elías de Tejada Lozano, "que la salvó", la familia Moracho ha obtenido en un período de 15 días de "intensas negociaciones" el permiso para abandonar Irak con Sara.

El juez dictamina prisión para el padre

Javier Preciado, primo de Leticia Moracho, ha explicado que tras varios años de lucha, en los últimos quince días han podido demostrar falsedad de documentos por parte del padre de Sara, un juez iraquí ha dictaminado su ingreso en prisión y han logrado, tras negociar con la familia y retirar la denuncia, el permiso para salir de Irak.

"Esto más que un triunfo es un milagro tras tres años de infierno", ha indicado la familia, quien ha agregado que la niña ha estado viviendo estos tres años "rodeada de ratas, basura y cadáveres, en lo que es todo menos una ciudad con ley", en referencia a la localidad iraquí de Basora donde residía Sara.

A su vez, Leticia Moracho ha indicado que en los próximos días someterá a su hija a una revisión médica completa y no descarta la posibilidad de que acuda a un psicólogo.

Por último, Preciado ha manifestado que esperaba que el "pañuelo que lleva Sara en la cabeza se caiga por su propio peso", mientras que su madre ha indicado que no le pedirá a su hija que se lo quite y que no le pondrá ningún impedimento "para que escoja la religión que desee".

El padre se había llevado a Sara a su país en septiembre de 2006, "aprovechando un fin de semana" que su madre se la dejó para que pudieran verse, ya que acababan de romper el vínculo sentimental que les había unido durante 16 años.