El cerebro prefiere la inflación a los salarios bajos
- Localizan el área del cerebro que estimula la "ilusión monetaria"
- El cortex prefrontal medial se activa con las grandes cifras
- Eso hace que aumente el deseo de compra con altos salarios
- Estimula la inflación y el endeudamiento, así como las burbujas económicas
Con una inflación en mínimos históricos y los sueldos estables, los españoles están consumiendo mucho menos que cuando la inflación era hasta cuatro puntos mayor y los salarios eran muy parecidos a los de ahora, pese a que perdían poder adquisitivo.
La respuesta a este comportamiento incongruente, que hace que en situaciones de crisis económica como la que vivimos la confianza de las familias esté bajo mínimos, trae de cabeza a economistas de todo el mundo, que lo llaman "la ilusión monetaria".
Un grupo de investigadores acaba de encontrar la respuesta a este fenómeno, y es tan elemental como trágica: a la hora de comprar, el cerebro humano es incapaz de evaluar las cifras reales y se deja seducir por los grandes números...pese a que nos encamine sin solución de continuidad al endeudamiento.
El placer de las altas cifras
Desde esta perspectiva, las circunstancias que han llevado al colapso de nuestra economía -burbujas inmobiliarias, alta inflación, préstamos fáciles por un bajo precio del dinero- pueden achacarse a un culpable que no es ni Solbes ni Zapatero: el cortex prefrontal ventro-medial, el área que produce del cerebro que se asocia a las sensaciones placenteras y que, inexplicablemente, se activa cuando tenemos altos salarios, pese a que las deudas nos asedien.
Para llegar a esta conclusión ha hecho falta que un economista, Armin Falk, se una al neurólogo Bernd Weber, ambos de la Universidad de Bonn, para tratar la ilusión del dinero desde una perspectiva completamente distinta: asociar las pruebas a sujetos a los que se les plantean diversas situaciones económicas con la monitorización de sus procesos cerebrales.
Los resultados, que aparecen en el último número de la revista PNAS, desvelan que la ilusión monetaria existe por una serie de procesos cerebrales implicados en ella.
Esta ilusión se basa en la creencia general de que tener altos salarios es bueno, aunque sean limados por una alta inflación. Para muchos economistas -que en estos días piden moderación salarial- esta sensación es un error, porque una persona con un salario bajo y con precios bajos -tal y como ocurre ahora- tiene el mismo potencial de compra que una con altos precios y alto salario.
Para comprobar esta realidad, Falk y Weber han comparado los dos escenarios. En el primero, los 24 sujetos que han participado en el experimento podían ganar sólo una pequeña cantidad de dinero, pero los productos que podían comprar en el catálogo que le suministraban eran muy baratos. En el segundo, el salario aumentaba un 50%, pero el precio crecía también un 50%.
Por tanto, en ambos escenarios, los participantes se podían permitir comprar exactamente los mismos productos. Además, los sujetos eran perfectamente conscientes de ello desde el primer momento.
Un cerebro inflacionista
Sin embargo, el análisis del flujo de sangre en el cerebro desveló dos escenarios distintos. En el primer caso, la actividad en el área del cerebro donde se gestionan las sensaciones placenteras era mucho menor que en el segundo. O, lo que es lo mismo, nuestro cerebro es claramente inflacionista, algo que podemos estar pagando.
Y es que esta ilusión monetaria explica por qué la economía se 'infla' a sí misma ante una política financiera expansiva, de forma que a más bajos tipos de interés le siguen mayores salarios, a mayores salarios más inflación y a más inflación más consumo, pese a que el consumidor va perdiendo poder adquistivo.
De esta forma, los salarios nominales rara vez se hunden, mientras los reales se desploman en tiempos de alta inflación.
"Incluso pequeñas desviaciones del comportamiento racional, como estas pequeñas ilusiones monetarias, pueden tener grandes consecuencias económicas", recuerda Falk.