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Los ejecutivos de AIG empiezan a devolver el dinero de las primas

  • El fiscal desvela que 9 de los 10 principales receptores han reintegrado las primas
  • En conjunto, los ejecutivos de AIG ya han devuelto cerca de 30 millones de dólares
  • Cuomo confía en recuperar al menos la mitad de los 165 millones en primas
  • La otra mitad está en manos de extranjeros

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El fiscal general de Nueva York, Andrew Cuomo, ha anunciado que 9 de los diez principales beneficiarios de las primas de AIG han devuelto el dinero que cobraron por las primas. Voluntariamente. La "medicina" del Congreso, que tramita un impuesto especial para gravar el 90% de los sobresueldos, empieza a surtir efecto. Igual que la amenaza velada del fiscal de desvelar los nombres de los receptores y llevarles antes los tribunales.

Cuomo ha señalado también que 15 de los 20 mayores "primados" de la división de productos financieros de la aseguradora, han devuelto el dinero cobrado. En conjunto, el Estado habría recuperado cerca de 30 millones de dólares hasta la fecha. Apenas una quinta parte de los 165 millones que repartió AIG en concepto de primas para mantener a los ejecutivos en la compañía y evitar que se fueran con información privilegiada a la competencia.

No obstante, el fiscal reconoce que la mitad del dinero está en poder de empleados extranjeros, y por lo tanto, fuera del alcance de las leyes estadounidenses. Con esa salvedad, Cuomo confía en recuperar unos 80 millones de dólares del total. AIG sigue siendo una compañía formalmente privada pero el Estado posee el 80% de su capital.

La efectividad de unas medidas que no se han llevado a cabo

El anuncio de Cuomo coincide con las reservas crecientes sobre la constitucionalidad del nuevo impuesto especial que estudia el Congreso. La Cámara de Representantes votó el pasado jueves a favor del gravamen pero falta que se pronuncie el Senado y lo firme el Presidente. Legisladores, analistas e incluso el propio Obama han señalado la dudosa legalidad de una norma hecha contra un colectivo concreto y de efectos retroactivos.

El fiscal general de Nueva York también ha suavizado su posición. Ha pasado de pedir a AIG que le facilitara la lista de los beneficiarios de las primas a reconocer que revelar sus nombres y apellidos no es de interés público. Muchos de ellos han recibido amenazas de muerte, fruto de la indignación mayoritaria del pueblo norteamericano.