Los vecinos de L'Aquila esperan a cielo abierto que cesen los temblores
- Durante todo el día ha habido réplicas del temblor que sacudió la zona de madrugada
- Se han habilitado dos campos deportivos para acoger a los evacuados de sus casas
- La gente también espera que se normalice la situación en aparcamientos y jardines
- Muchos vecinos intentan huir de la zona con sus vehículos
Los vecinos de la población italiana de L'Aquila esperan en aparcamientos, jardines y campos deportivos a que cesen los temblores que se registran en el centro de Italia, ya que durante la mañana se han seguido produciendo réplicas al terremoto que esta madrugada sacudió la región, que les obligan a permanecer a cielo abierto, ante el peligro de nuevos derrumbamientos.
En L'Aquila, uno de los lugares en la región de los Abruzos más afectados y muy próxima al epicentro del terremoto, se han habilitado dos campos deportivos, uno antes de la entrada al centro histórico y otro en las afueras, para que los supervivientes pasen allí las próximas horas a la espera de que la situación se estabilice.
Mucha gente aguarda allí, pero también puede verse a gran número de vecinos en los aparcamientos públicos, sentados sobre los capós de sus coches y con las puertas abiertas, a la espera de que llegue la noche, pues algunos se plantean dormir en ellos, ya que las tiendas de campaña suministradas por las autoridades no alcanzan para todos los afectados.
Tráfico denso
Los medios de comunicación locales cifran en más de 100.000 los evacuados de sus casas, tras un terremoto que pudo sentirse también en el centro de Roma. En L'Aquila se puede ver también a gente esperando en los jardines de sus casas a que se normalice la situación, en una ciudad en la que no sólo han sido dañados los edificios más antiguos, sino también los de reciente construcción.
Las autoridades locales están preocupadas también por el elevado número de ancianos de L'Aquila, pues las temperaturas que se registran hoy en la ciudad, en torno a los 20 grados centígrados, pueden provocar golpes de calor.
Por el momento, el sonido de las ambulancias se impone en las calles, junto a un denso tráfico rodado ante la intención de muchos vecinos de huir con sus automóviles del lugar de la tragedia.