Una emboscada terrorista deja trece militares muertos en Perú
- Trece militares murieron el jueves pasado en una emboscada tendida por terroristas
- Las víctimas mortales han sido un capitán y doce soldados
- También desaparecieron otros dos militares y resultaron heridos tres soldados y un civil
- Los remanentes de Sendero Luminoso han amenazado con continuar su "guerra revolucionaria"
Trece militares murieron el jueves pasado en una emboscada tendida por terroristas contra dos patrullas militares en una zona selvática del sur de Perú, según ha informado este domingo el ministro peruano de Defensa, Ántero Flores-Aráoz.
El ministro ha precisado en una rueda de prensa que las víctimas mortales han sido un capitán y doce soldados, integrantes de dos patrullas atacadas en una paraje selvático del Valle de los Ríos Apurímac y Ene (VRAE), en el departamento de Ayacucho.
El Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas ha señalado en un comunicado que en la celada también desaparecieron otros dos militares y resultaron heridos tres soldados y un civil.
Según la información oficial, la emboscada tuvo lugar en el noroeste del poblado de Sanabamba con la explosión de varias cargas de dinamita.
Entre los muertos se halla figura un capitán de infantería del Ejército, identificado como Fernando Suárez Pichilingue, tres sargentos, tres cabos y seis soldados.
Otros dos cabos figuran como desaparecidos y resultaron heridos un sargento, dos cabos y un civil, integrante del Comité de Autodefensa (rondas campesinas) de Sanabamba.
El Comando Conjunto ha expresado "sus más sentidas condolencias a los familiares" de los militares muertos, a los que calificó de "valerosos defensores de la patria y la democracia".
El ministro Flores-Aráoz ha enfatizado, por su parte, que el Gobierno no cambiará su política de lucha contra las organizaciones terroristas, que cuentan con apoyo de los cárteles del narcotráfico. "Lo importante es que vamos a ganar esta guerra. Ha sido una emboscada artera, cobarde", remarcó.
Emboscadas contra patrullas militares
Los militares peruanos iniciaron el agosto pasado una gran ofensiva en el VRAE con el objetivo de controlar la agreste región del Viscatán, considerada el último reducto de los remanentes de Sendero Luminoso.
Según la información oficial, esa región fue tomada totalmente hace un mes, tras una serie de combates que dejaron más de una veintena de bajas entre los militares.
Los terroristas en la zona son unos 300 y se movilizan constantemente para emboscar a las fuerzas armadas.
El presidente del Consejo de Ministros de Perú, Yehude Simon, ha afirmado que las emboscadas contra patrullas militares son "una respuesta desesperada" ante el avance de las Fuerzas Armadas.
El cardenal peruano, Juan Luis Cipriani, ha remarcado, por su parte, que "no se puede abandonar" a los soldados que lucha en la selva para que "los maten como palomas".
Cipriani, que fue durante 11 años arzobispo de Ayacucho, ha dicho que "una cosa es defender la patria y buscar la paz, y otra es vender la vida de hijos y familias peruanas que están viviendo esta especie de emboscada permanente".
El peor ataque de los últimos meses
Este ataque terrorista es uno de los peores de los últimos meses, después de que en octubre pasado asesinaran a 15 personas, 13 de ellas militares, en una remota región cocalera de la región andina de Huancavelica.
A principios de año, los remanentes de Sendero Luminoso, que según la Comisión de la Verdad es responsable de más de la mitad de los 69.000 muertos entre 1980 y 2000, amenazaron con continuar su "guerra revolucionaria" en la zona del Viscatán.