Un microrrobot del tamaño de una bacteria contribuirá al tratamiento de enfermedades
- Lo han creado científicos de un centro de investigación en Zurich
- Los investigadores lo mueven de forma controlada
- Uno de sus elementos es el níquel, mineral levemente magnético
Científicos del centro de investigación ETH de Zurich (Suiza) han conseguido fabricar microrrobots del tamaño de una bacteria. Su propósito será contribuir al tratamiento de enfermedades.
Parecen espirales con cabeza diminuta y apariencia de sacacorchos. Cuando se mueven se asemejan a bacterias con colas en forma de latigo. Sólo pueden observarse al microsocopio porque, con una longitud de entre 25 y 60 micras, son casi como la más pequeña bacteria flagelada.
Denominada ABF (Artificial Bacterial Flagella), en alusión a su cola con forma de látigo, estos microrrobots han sido fabricados para moverse de forma controlada por investigadores de un grupo dirigido por el profesor Bradley Nelson, profesor del Instituto de Robótica del ETH de Zurich.
La realización de estas bacterias artificiales, las más pequeñas nunca creadas, ha sido posible gracias principalmente a una tecnología de autoenrollado con la cual puede fabricarse la estructura en forma de espiral. Estas ABF se fabrican mediante el depósito vaporizado de minúsculas cantidades de indio, galio, arsénico y cromo en un sustrato y mediante una secuencia determinada. Posteriormente reciben unos patrones mediante litografía.
Manipulado por los científicos
Dependiendo de la delgadez de los depósitos y su composición, se forma una espiral con diferentes dimensiones que puede ser definida con precisión por los investigadores. "No sólo podemos específicamente decidir cómo de pequeña es la espiral, sino incluso la dirección de rosca de la espiral", declaró Nelson.
Finalmente, una especie de cabeza para el microrrobot se ensambla a uno de los extremos de la espiral, realizada con cromo, niquel y oro, fabricada por el mismo método. El niquel es un mineral levemente magnético, en contraste con otros materiales utilizados que no lo son. Esta propiedad es la que habilita al ABF a moverse en una determinada dirección en el campo magnético.
Gracias al software diseñado por los científicos, el ABF puede moverse en la dirección deseada rotando el campo magnético, lo que ahorra la necesidad de energía o partes móviles en el dispositivo.
Su diseño permite su utilización en aplicaciones médicas. Por ejemplo, podría transportar medicinas a objetivos predeterminados en el organismo, retirar despósitos de placas que obstruyen las arterias o ayudar a los biólogos a modificar la mayoría de estructuras celulares, que son demasiado pequeñas para su intervención directa. En experimentos, el ABF ha sido capaz de transportar microesferas de polistireno.