El nuevo líder malgache también cierra emisoras
- Las fuerzas de seguridad han reprimido a tiros una manifestación de protesta
- Hay al menos dos muertos y este martes se espera más tensión en las calles
- La revuelta que ha llevado al poder a Rajoelina se inició por el cierre de otra radio
- El depuesto presidente Ravalomanana se dice dispuesto a compartir el poder
La historia se da la vuelta. Si hace unos meses el desencadenante de la revuelta en Madagascar fue el cierre de una emisora por el gobierno, ahora el nuevo líder hace lo mismo con dos radios afines al depuesto presidente. Lo que no cambia es el resultado: los disparos de la policía tiñen de rojo las calles de Antananarivo y el estado africano se sume en la inestabilidad.
Fuentes hospitalarias han informado de que al menos dos personas han muerto y 13 han resultado heridas, la mayoría por heridas de bala, en la manifestación celebrada este lunes en la capital malgache por los seguidores del depuesto presidenteMarc Ravalomanana. Según su partido Tiako I Madagasikara (Yo Amo a Madagascar, efectivos del Cuerpo de Administración del Personal y Servicios del Ejército de Tierra (CAPSAT) han abierto fuego contra los manifestantes en el centro de la ciudad.
Según la otra parte, los soldados sólo han lanzado gases lacrimógenos y disparos al aire para que los manifestantes no llegaran a los edificios gubernamentales, pero estos respondieron con pedradas y los enfrentamientos se prolongaron hasta entrada la noche.
Un periodista de la BBC ha dicho que al menos a uno le dispararon por la espalda a poca distancia y que el balance de víctimas crecerá cuando se vuelva hacer de día. Además, para este martes se ha convocado una nueva manifestación contra el régimen de facto encabezado por Andry Rajoelina desde el pasado 17 de marzo. Para ese golpe de estado --como lo calificó la Unión Europea--, fue decisiva la intervención precisamente de los militares del CAPSAT.
Los simpatizantes de Ravalomanana llevan desde entonces en la calle y cada vez reúnen a más personas. La tensión ha estallado después de que el domingo por la noche los militares se incautaran de los equipos técnicos de tres medios afines a Ravalomanana: Radio Mada, Radio Fahazavana y Tele Mada, según informa la agencia France Presse.
Los manifestantes acusan a los soldados de saquear empresas públicas y privadas con el fin de reunir fondos necesarios para el funcionamiento de la Alta Autoridad de la Transición que han formado todos los partidos opuestos a Ravalomanana y que encabeza Rajoelina, quien no puede aspirar a la jefatura del Estado al ser demasiado joven (tiene 34 años y no es elegible hasta los 40 según la actual Constitución). Rajoelina pretende celebrar elecciones legislativas en marzo del 2010 y presidenciales en octubre de ese mismo año.
La respuesta desde el exilio
En una conferencia de prensa en Johannesburgo, Ravalomanana ha declarado que aún es el presidente de Madagascar y que confía en que los estados del África meridional le ayuden a regresar a su país para restaurar el orden institucional. Tanto la Unión Africana como la Comunidad para el Desarrollo de África Meridional han anunciado que impondrán sanciones a Madagascar si no se restaura la constitucionalidad.
Ravalomanana se ha dicho dispuesto a compartir el poder con Rajoelina, pero sólo si éste "se compromete a respetar las leyes". La semana pasada, Rajoelina emitió una orden de captura contra Ravalomanana después de que éste nombrara desde el exilio en Sudáfrica a un nuevo primer ministro.
El nuevo líder forzó la renuncia de su rival tras una oleada de manifestaciones en las que murieron unas 140 personas. La revuelta estalló en enero después de que el gobierno cerrara la emisora y la televisión Viva, propiedad de Rajoelina, tras emitir una entrevista con el ex presidente Didier Ratsiraka, antiguo adversario de Ravalomanana.
Rajoelina, un antiguo pinchadiscos que había adquirido una gran popularidad como alcalde de la capital --exactamente igual que Ravalomanana hace unos años-- fue además destituido y desde entonces el país lleva tres meses de caos que empiezan a pasar factura a la pobre economía de la cuarta isla más grande del mundo.
El país tiene un largo historial de inestabilidad política desde su independencia de Francia en 1960.