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Los europeos se libran de la jornada de 65 horas

  • La falta de acuerdo entre la Eurocámara y el Consejo para la iniciativa
  • Seguirá vigente la jornada laboral máxima de 48 horas semanales
  • Llevaban cinco años negociando la ampliación laboral

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La falta de acuerdo entre los representantes de la Eurocámara y de  los Gobiernos de la UE anoche en la ronda final de negociaciones ha  provocado que, tras cinco años de debates, se abandone  definitivamente la norma que sitúa la jornada laboral máxima en 65  horas semanales, según ha informado el Parlamento.

Ello significa que seguirá vigente la legislación actual sobre  tiempo de trabajo, que fija una jornada laboral de 48 horas semanales  pero que contempla la posibilidad de excepciones ('opt-out') mediante  un acuerdo individual entre empresario y trabajador. Estas  excepciones, en la práctica, permiten trabajar hasta 78 horas  semanales. Si se quiere intentar de nuevo modificarla habría que  empezar desde el principio con una nueva propuesta de Bruselas.

Se trata de la primera vez que Parlamento y Consejo no llegan a un  acuerdo en conciliación desde la entrada en vigor del Tratado de  Amsterdam en 1999, que amplió los poderes legislativos de la  Eurocámara.

Cinco años de negociaciones

El principal obstáculo para el compromiso fue la cuestión del  'opt-out'. Los Veintisiete, liderados por Reino Unido, apostaban por  mantenerlo indefinidamente, mientras que la Eurocámara exigía fijar  en la norma una fecha para su eliminación definitiva, de manera que  en ningún caso pudiera superarse la jornada de 48 horas.

"Desgraciadamente, tras cinco años de negociaciones, no fue  posible alcanzar un acuerdo. El equipo negociador de la Eurocámara  hizo varias propuestas sobre el 'opt-out' para que se convierta en  algo excepcional y temporal. El 'opt-out' no puede durar para  siempre", explicó la jefa del equipo negociador del Parlamento, la  socialista alemana Mechtild Rothe.

Por su parte, el eurodiputado socialista Alejando Cercas, ponente  parlamentario de la directiva de tiempo de trabajo, lamentó la falta  de compromiso pero aseguró que "un mal acuerdo hubiera empeorado la  situación de los trabajadores en general y de los médicos en  particular". "Hemos dejado el futuro abierto y esperamos encontrar  una solución con la nueva Comisión y el nuevo Parlamento", afirmó  Cercas.

¿Regla o excepción?

La presidencia checa arremetió contra "falta de flexibilidad" de  la Eurocámara y atribuyó el fracaso de las negociaciones a la  cercanía de las elecciones europeas. "El Parlamento dio prioridad a  la ideología sobre la realidad política y económica", dijo el  ministro checo de Trabajo y Asuntos Sociales, Petr Necas. Destacó que  en la actualidad 15 de los 27 Estados miembros utilizan ya el  'opt-out', especialmente en sectores con guardias como la sanidad o  los bomberos.

A su juicio, el fracaso de las negociaciones provocará que cada  vez más Estados miembros recurran al 'opt-out', de manera que esta  cláusula "se convertirá en la regla en lugar de ser la excepción".

"Los eurodiputados no quisieron aceptar un compromiso que hubiera  mejorado la situación de los trabajadores y, al mismo tiempo, hubiera  permitido dar más flexibilidad al mercado laboral. Esto es lo que  Europa necesita en un momento de crisis", afirmó.

Sin acuerdo para las guardias médicas

Tampoco hubo acuerdo entre el Parlamento y los Gobiernos en la  cuestión de las guardias médicas, que también está regulada por la  directiva de tiempo de trabajo. La Eurocámara exigía que las guardias  se consideraran tiempo de trabajo, tal y como ha dictaminado en  reiteradas ocasiones el Tribunal de Justicia de la UE, algo que no  aceptan los Veintisiete.

Otro punto de discrepancia fue la cuestión de los contratos  múltiples. Para los trabajadores con más de un contrato de trabajo,  los eurodiputados consideraban que el tiempo de trabajo debía  calcularse por trabajador y no por contrato.

A partir de ahora, lo más probable es que la Comisión presente una  nueva norma que regule exclusivamente la cuestión de las guardias  médicas, que resulta problemática para la mayoría de los Estados  miembros y sobre la que hay más posibilidades de acuerdo, y deje  fuera la cuestión del 'opt-out', según fuentes comunitarias.