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"Ángeles y Demonios" desafía al Vaticano con su estreno en Roma

  • Ron Howard, Tom Hanks y Dan Brown, en la alfombra roja
  • Según el director, el Vaticano presionó para que no pudieran rodar en algunos lugares
  • Los obispos de EEUU han recomendado que no se vaya a ver el film
  • Algunos miembros de la Iglesia han rechazado la invitación a un pase especial

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El director Ron Howard, el actor Tom Hanks y el escritor Dan Brown en el estreno de "Ángeles y Demonios" en Roma.
El director Ron Howard, el actor Tom Hanks y el escritor Dan Brown en el estreno de "Ángeles y Demonios" en Roma.

Una nueva polémica con el Vaticano ha acompañado el estreno de Ángeles y demonios, la segunda adaptación de un libro de Dan Brown, después de que ya El código Da Vinci levantara protestas entre la comunidad católica por su retrato de un Jesucristo casado con María Magdalena y con hijos.

Un estreno que ha congregado en Roma, sobre la alfombra roja extendida ante el Auditorium, al director, Ron Howard, al propio Brown y a las estrellas encargadas de dar vida a los personajes principales: Tom Hanks, Ewan McGregor, Ayelet Zurer y el italiano Pierfrancesco Favino.

Todos ellos han desfilado por la "pasarela roja" escoltados por una ficticia Guardia Suiza y por grandes estatuas de ángeles y demonios, una ambientación provocadora que le ha costado a la producción buena parte del millón de euros gastados en el estreno.

Mucho "glamour" y algo de publicidad gratuita a costa de la Santa Sede que han vuelto a convertir a Roma en capital cinematográfica de Europa por unas horas y en meta de muchos fanáticos de los "thriller" religiosos inspirados en obras de Dan Brown. Ya se anuncian recorridos turísticos para visitar los escenarios del film y una importante campaña de publicidad se encarga del resto.

Restricciones para rodar

De nuevo Ron Howard tras la cámara, de nuevo Tom Hanks como el profesor Robert Langdon, un experto en simbología religiosa de Harvard que se ve envuelto en un misterio con trasfondo místico, y de nuevo polémica entre el equipo y el Vaticano que, según el realizador, presionó para que se le negaran los permisos para rodar en algunos lugares de Roma.

Las manifestaciones públicas de la Iglesia con respecto a la película han sido pocas: el portavoz de la Vicaría de Roma, Marco Fibbi, ha dicho de ella que "va a lesionar el sentimiento religioso" después de que se negara a la producción los permisos para rodar en la Ciudad del Vaticano y en las iglesias de Santa María de la Victoria y Santa María del Popolo.

También los obispos estadounidenses han recomendado a sus fieles no ir a ver el film y ayer se supo que el obispo más anciano del mundo, Antonio Rosario Mennonna, de 103 años, ha denunciado la cinta ante las fiscalías de Roma y de Potenza (sur de Italia) por un supuesto trato "denigratorio y ofensivo hacia los valores de la iglesia y para el prestigio de la Santa Sede".

Y eso a pesar de que, en la adaptación cinematográfica, se ha eliminado el elemento quizás más controvertido del libro: el descubrimiento de que el Papa tiene un hijo.

Howard ha dicho además en rueda de prensa que ciertas instituciones de la Ciudad Eterna dieron su negativa a conceder los permisos de rodaje por presiones del Vaticano.

El superintendente especial para los museos de Roma, Claudio Strinati, se ha defendido argumentando que, a pesar de que la petición estaba firmada sólo por un productor, al equipo del film se le concedió la posibilidad de rodar en el Castel Sant'Angelo, según informa el diario Corriere della Sera.

La Iglesia rechaza a asistir a un pase especial

Por fin, el último desencuentro entre los cineastas y la Curia Romana ha llegado en las últimas horas: según Howard, se dio a varios miembros de la Iglesia la posibilidad de asistir a un pase especial de la película, pero el ofrecimiento fue rechazado, lo que hizo que el realizador afirmara ayer que no entiende las críticas "de parte de quien no ha visto ni siquiera el film".

Pero ha sido Tom Hanks quien ha puesto la nota conciliadora y la ironía al decir que después de protagonizar El código Da Vinci había acudido al Vaticano "camuflado" y pensando que todos los curas le "miraban mal".

El dos veces ganador del Óscar ha afirmado ser una persona "espiritual" y explicado que, a pesar de las polémicas, no cree que a partir de ahora vaya a tener más problemas para entrar en el Vaticano, "a menos que lleve pantalones cortos".

Y es que, más allá de las polémicas, queda una espectáculo cinematográfico cuyo predecesor, El Código Da Vinci, recaudó 758 millones de dólares (algo más de 566 millones de euros, al cambio de hoy).

Un "thriller" científico-religioso que parte de dos hechos: la muerte de un Papa, seguida del asesinato de sus cuatro posibles sucesores a manos de la secta de los "Illuminati", y el robo de un contenedor de antimateria del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), de Ginebra. A partir de ahí se suceden 138 minutos de persecuciones, conjuras y símbolos religiosos que esconden misterios arcanos; pero es "todo fantasía", como desveló el propio Dan Brown.