El cambio de López, ante la alargada sombra del árbol de Gernika
- El lehendakari electo introducirá cambios en el juramento tradicional de Aguirre
- Dejará de estar ante Dios "humillado" y prometerá -no jurará- sobre la Constitución
- Los nacionalistas ya han criticado este cambio de una liturgia de valor simbólico
- Asistirán destacadas figuras políticas y al acabar dará a conocer su gobierno
"El silencio que reinaba aquella tarde en Gernika era la mejor demostración de la emoción que embargaba a aquella gente. Los que lloraban, que eran muchos, también lo hacían en silencio".
Con estas palabras escritas por el primer lehendakari vasco, José Antonio Aguirre, comenzaba una escena mitológica en el ideario del nacionalismo vasco, en la que un joven nacionalista de 32 años pronuncia bajo un árbol unas palabras totémicas mientras a 20 kilómetros los 'gudaris' se enfrentan a las tropas de Franco.
Setenta y tres años después, otro hombre de orígenes y filiación política opuestas a Aguirre repetirá esa misma escena, pero se niega a hacerlo humillado ante Dios y con una mano en la Biblia: prefiere humildemente plegarse ante el Estatuto y prometer ante la soberanía popular. ¿Presidente o lehendakari?
Puede parecer un cambio pequeño, una forma de adaptar a los nuevos tiempos una ceremonia que tanto Patxi López como su partido ven como anacrónica y contraria al laicismo que defiende su partido.
Para otros, como el senador Iñaki Anasagasti, si hace eso "debería eliminarse el apelativo lehendakari al futuro presidente del Gobierno vasco, ya que los cambios o son radicales o no sirven para nada".
Le guste o no, López escenificará con su adaptación a los nuevos tiempos de su juramento ante el árbol un cambio sin precedentes en un imaginario que creó azotado por la circunstancias Aguirre, mantuvo en el exilio su sucesor Leizaola y siguieron en el periodo democrático Garaikoetxea, Ardanza e Ibarretxe sin apenas cambios pese a estar ya en pleno siglo XXI.
Con una escenificación desconocida en otras ceremonias similares, el acto comienza con la cesión de la sede de la Casa de Juntas de Gernika al Parlamento Vasco. Una vez llegue López, él y la Mesa de la Cámara entrarán en la sala acompañados por maceros de las tres diputaciones forales mientras suena la marcha Alkate Soinua.
Presencia de autoridade
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A un lado estarán sentados los diputados; a otro los invitados entre los que habrá destacadas personalidades de la vida política, como los vicepresidentes primera y tercero del Gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega y Manuel Chaves, respectivamente, así como la ministra de Innovación, Cristina Garmendia, y la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal.
Allí se leerá el acuerdo del parlamento que ha convertido a López en el primer lehendakari no nacionalista de la historia de Euskadi. Y ahí también empezará la segunda parte de la historia, la que coronó a Aguirre y a sus sucesores a través de expresiones más cercanas al 'Dios y Ley vieja' de Sabino Arana que a la Constitución de 1978. Pequeños grandes cambios
Junto al árbol, con la primera traducción de la biblia al euskera y un crucifijo de plata, el lehendakari socialista se enfrentará al difícil equilibrio entre el respeto a las tradiciones y a la simbología y su propia trayectoria política.
El texto leído por Aguirre en el 36 junto al árbol es el siguiente: "Ante Dios humillado, en pie sobre la tierra vasca, en recuerdo de los antepasados, bajo el árbol de Gernika, ante vosotros, representantes del pueblo (esta parte incluida por Garaikoetxea como 'adaptación democrática), juro desempañar fielmente mi cargo".
Sin embargo, López no quiere 'humillarse' ante Dios, sino estar allí humildemente, no 'en pie' sino 'de pie' por considerar el término demasiado bélico y altivo, y no jurar sobre la Biblia sino prometer sobre la Constitución.
Luego dará a conocer los nombres de su nuevo gobierno, la mayoría ya filtrados a la prensa: Rodolfo Ares (Interior), Carlos Aguirre (Economía y Hacienda), Bernabé Unda (Industria, Comercio y Turismo), Idoia Mendia (Agricultura), Rafael Bengoa (Sanidad), Blanca Urgell (Cultura), Iñaki Arriola (Transportes), Isabel Celaa (Educación), Pilar Unzalu (Medio Ambiente) y Gemma Zabaleta (Políticas Sociales).
Y, cuando se marche, en una placa seguirá en euskera el juramento original, tal cual fue concebido, sin saber si volverá a ser repetido por un lehendakari.