Obama se compromete a derrotar a Al Qaeda y a apoyar a los gobiernos de Afganistán y Pakistán
- Obama destaca la colaboración sin precedentes entre ambos gobiernos
- Asegura que la seguridad de los tres países está ligada
- Obama advierte que el camino será duro y habrá más violencia y retrocesos
- Se compromete a hacer todo lo posible para evitar las bajas civiles
- Insiste en su doble estrategia regional para derrotar a Al Qaeda: ayuda civil y militar
En la primera rueda de prensa de la cumbre trilateral, sólo ha hablado Obama, flanqueado por el presidente afgano, Hamid Karzai, y el pakistaní, Ali Zardari. El Presidente de EE.UU. ha querido dejar claro su "compromiso duradero para derrotar a Al Qaeda y también, para apoyar a los gobiernos democráticos de Afganistán y Pakistán".
Obama considera que el encuentro ha sido extraordinariamente productivo, "hemos avanzado en una cooperación sin precedentes". Considera que la seguridad de los tres países está ligada. "Al Qaeda sigue amenazando a los dos gobiernos, afgano y pakistaní, y continúa tramando contra los ciudadanos estadounidenses desde sus refugios en la frontera".
Obama advierte que el camino será duro y que "habrá más violencia y pasos atrás". En este sentido, desplegará "todos los esfuerzos para evitar las bajas civiles". La secretaria de Estado, Hillary Clinton, horas antes, lamentaba "profundamente la pérdida de vidas civiles" en el último ataque estadounidense del martes contra los talibanes en Afganistán.
Colaboración para el desarrollo económico de la zona
A las reuniones bilaterales y trilaterales de este miércoles, seguirán mañana encuentros entre los ministros para perfilar los detalles. Como ha señalado Hillary Clinton, se trata de fijar planes de trabajo y plazos concretos en todas las áreas de cooperación.
Hay en ciernes un tratado de comercio entre Afganistán y Pakistán, se quiere impulsar el intercambio de información, proporcionar los recursos para hacer frente al enemigo común y potenciar el desarrollo económico de la región. La pasada conferencia de donantes de Tokio aprobó 5.500 millones de dólares para este fin.
Obama insiste en su doble estrategia para la zona, que incluye a los dos países como un todo. Por un lado, el frente militar. En él se incluyen los 21.000 efectivos adicionales que EE.UU va a desplegar en Afganistán, pero también el entrenamiento de las tropas locales. Por otro, los recursos para construir carreteras, hospitales y escuelas. Para impulsar el desarrollo agrícola. Para en definitiva, mejorar la vida de una población cada vez más alienada de sus gobiernos.
Un enemigo común
a las puertas
La nueva estrategia de Estados Unidos en Afganistán trata de hacer frente a un serio problema: el enemigo se refugia más allá de la frontera afgana. Los talibanes se han hecho fuertes en la zona limítrofe de Pakistán. Desde sus santuarios en las montañas del Waziristán, ya no sólo lanzan sus ataques contra la OTAN en Afganistán sino que ahora, desafían abiertamente al gobierno civil de Islamabad. Han impuesto su ley en el valle del Swat, a sólo cien kilómetros de la capital.
La amenaza talibán es potencialmente mucho más destructiva. Pakistán cuenta con 60 ó 100 cabezas nucleares. Su control está en manos de una de las pocas instituciones sólidas del país: el Ejercito. Por eso y hoy por hoy, Obama no tiene miedo de que el arsenal caiga en manos equivocadas. Pero la realidad es que el gobierno civil da muestras de impotencia, tanto en su mando sobre los militares como en los afectos de la población.
Es significativo que el jefe del Ejército pakistaní, Ashfaq Kiyani, no haya acudido a Washington. Es importante que los militares concentren sus tropas en la frontera con la India, su rival a cuenta de Cachemira, y desconfíen de los gestos de Washington a Nueva Dehli, como la transferencia de tecnología nuclear que firmó Bush. Es llamativo que el servicio de Inteligencia pakistaní preste ayuda logística, militar y económica a los talibanes. Y es sintomático que Islamabad no permita a las tropas de Estados Unidos actuar contra los talibanes en su territorio.
Para apuntalar al gobierno pakistaní, Obama ha aprobado un paquete de ayuda financiera de 7.500 millones de dólares en los próximos cinco años. El visto bueno y la letra pequeña dependen del Congreso. El presidente pakistaní, Zardari, se entrevistó con un grupo de diputados ayer martes. Según asistentes a la reunión, el resultado fue decepcionante. Zardari apenas concretó cómo piensa redoblar su lucha contra los talibanes.
La pata original y los otros actores
Afganistán fue el objetivo inicial de la guerra que lanzó Bush en represalia por los atentados del 11-S. La nueva estrategia de Obama persigue incrementar las tropas, no actuar como ocupantes, reforzar el Ejército afgano y promover la mejora del nivel de vida de la población.
En medio se encuentran el gobierno de Karzai y elecciones presidenciales el próximo mes de agosto. Washington tacha a la administración afgana de corrupta. El narcotráfico es un negocio boyante -produce el 90% del opio mundial- y el poder de Karzai se limita a la capital, Kabul.
Obama ha dado otro giro espectacular para solucionar el problema. Reconoce el carácter regional del conflicto y quiere incorporar a otros países a su solución. Rusia ha cancelado el uso de bases militares, China tiene intereses en el cobre afgano, Irán quiere el visto bueno para el oleoducto con Pakistán y la India, amén de su liderazgo religioso y político en la zona, y la India todavía tiene recientes los atentados de Bombay.