Enlaces accesibilidad

El hombre de Atapuerca miraba musarañas gigantes

  • Investigadores españoles descubren una nueva especie en el hábitat del Homo antecessor
  • Pesa 4 veces más que las musarañas actuales, tenía los dientes rojos y procedía de Asia
  • Inyectaba saliva tóxica por un canal que tenía los incisivos posteriores

Por
La musaraña gigante de Atapuerca

Hace casi un millón de años, cuando el hombre de Atapuerca se quedaba mirando a las musarañas veía algo bastante diferente:  un animal de dientes rojos que pesaba cuatro veces más que sus parientes actuales y que, probablemente procedía por Asia.

Ésta es la principal conclusión de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Zaragoza (UNIZAR), que han hallado fósiles de una nueva especie de este mamífero, Dolinasorex glyphodon, en el yacimiento burgalés de Gran Dolina entre 1991 y 2007.

Los resultados aparecen en el último número de la Zoological Journal of the Linnean Society, donde se detalla que estos fósiles datan de entre 780.000 y 900.000 años y son diferentes de la especie de musaraña europea plio-plesitcena que se pensaba que vivían en Atapuerca.

Procedente de Asia

En concreto, se trata de fósiles de tamaño medio-grande cuyo análisis morfométrico y filogenético muestran que se trata de esta nueva especie, que tendría vínculos con especies de Asia Oriental, donde pudo haber surgido y evolucionado hasta migrar a la península ibérica.

Además, el estudio de las mandíbulas, maxilares y dientes sueltos ha permitido a estos investigadores conjeturar que estos animales vivían en una época de clima templado, húmedo y relativamente estable.

Dolinasorex glyphodon tenía los dientes rojos, pertenecía a la subfamilia de los sorícidos y su tamaño sería gigante comparada con las musarañas modernas actuales, que pesan catorce gramos frente a la extinta, que llegaba a los sesenta.

Saliva tóxica

El estudio de los restos fósiles de este mamífero ha permitido descubrir también que la musaraña inyectaba saliva tóxica, como las serpientes, por medio de un canal ubicado en la cara interna de sus incisivos inferiores.

"Se trata de un mecanismo muy similar al de los modernos solenodones o almiquís, parientes muy cercanos de las musarañas, que habitan en las islas de Cuba y Haití", ha declarado Juan Rofes, investigador principal del estudio, al servicio de noticias científicas Sinc.

Aunque los restos de musarañas son frecuentes en yacimientos paleontológicos, su presencia se debe sobre todo a las costumbres alimenticias de las aves rapaces, que "se alimentan de micro-vertebrados, y luego regurgitan la piel, el pelo y los huesos en forma de conglomerados, conocidos como egagrópilas", apunta el experto.

La comparación con asociaciones de fauna de múltiples yacimientos europeos permite a sus descubridores considerar que Dolinasorex glyphodon era un endemismo, y el primer género de sorícido descrito en la Península Ibérica hasta la fecha.