Científicos españoles descubren los efectos colaterales de los antibióticos
- Los antibióticos pueden generar resistencia a otros antibióticos
- Es un estudio de la Universidad Autonóma de Barcelona publicado en Science
- Los investigadores plantean una reflexión sobre el uso que se hace de ellos
Los antibióticos que actúan sobre el material genético de las bacterias son efectivos contra ellas, pero en un alto porcentaje de casos generan resistencias a otros antibióticos, según un estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
El trabajo, realizada por el Grupo de Microbiología Molecular del Departamento de Genética y Microbiología de la UAB, coordinado por el profesor Jordi Barbé, revela que los tratamientos con antibióticos que lesionan el ADN de las bacterias causan efectos colaterales indeseables, lo que, a juicio de este investigador, plantea una revisión del uso que se hace de ellos.
El trabajo de Barbé, que publica la revista Science, ha demostrado por primera vez en laboratorio esta teoría, que este mismo equipo ya había formulado en silico (con un método bioinformático a partir de bases de datos).
Barbé ha explicado que esta teoría se ha comprobado en cuatro bacterias del tracto digestivo y de las vías urinarias, la Esquerichia colli, salmonella typhimurium, Vibrio parahemolítico y Vibrio Colera.
En el trabajo se ha podido demostrar que cuando estas bacterias se tratan con antibióticos para atacar su ADN, lo que es muy frecuente en la práctica clínica, se generan otras resistencias a otros antibióticos.
Entre los diferentes tipos de mecanismo de resistencia a los antibióticos que hay, uno de ellos -ha puntualizado Barbé- se produce cuando se activan los integrones, unas estructuras genéticas que se integran en los cromosomas bacterianos, y se da una respuesta que se denomina sistema SOS, implicado en la reparación genética, y se estimulan en los genes de resistencia antibiótica.
Los integrones modifican las bacterias
Los integrones, como piezas de un rompecabezas, se reestructuran dentro del ADN de las bacterias, añadiendo, separando o reordenando sus genes de manera aleatoria, modificando su capacidad de expresión y ajustándola a las necesidades de cada momento, según las condiciones de estrés en las que se encuentre la bacteria.
Además, los integrones son capaces de transferirse de una célula bacteriana a otra, esparciendo así las resistencias a las sustancias antibacterianas.
Para los científicos, este descubrimiento es de gran relevancia, porque pone de manifiesto que la activación de esta respuesta frente al uso de un antibiótico o un quimioterápico que actúe sobre el material genético bacteriano, favorece no sólo la expresión de todos los genes de resistencia del integrón, sino también su organización para contrarrestar la presencia de estos agentes antibacterianos.
También consideran que esta reacción hace necesaria una reflexión sobre la utilización generalizada de sustancias antibacterianas que interfieren en la replicación del ADN de las bacterias, y que se tengan en cuenta al tratarlas el impacto negativo que este tipo de compuestos pueden tener en el tratamiento de las enfermedades infecciosas de origen bacteriano.
En esta investigación han colaborado además los equipos de Iván Erill, del Centro Nacional de Microelectrónica del CSIC, y de Didier Mazel, de la Universidad de Limoges y del Instituto Pasteur de París (Francia).