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Elecciones europeas con sabor previo a victoria de Berlusconi

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Berlusconi, durante una entrevista concedida a la RAI en la que habló de su retiente divorcio.
Berlusconi, durante una entrevista concedida a la RAI en la que habló de su retiente divorcio.

Al margen de sus problemas con la justicia, soslayando sus continuas fiestas que compagina con la labor de primer ministro con espíritu de Peter Pan y cuerpo con pilares de Matusalén, Silvio Berlusconi ganará. Así se viven en Italia unos comicios por los que hay muy poco interés, una vez desvelados los rostros bellos que Il Cavaliere lleva en la lista y que ha sido una de las causas de su último problema de pareja aún sin solucionar.

Siguiendo la costumbre, en Italia se vota durante dos días. En esta ocasión será el sábado y el domingo. El sábado, los colegios abrirán hasta las 18.00 de la tarde. El domingo cerrarán unas horas después para iniciarse el recuento.

Hasta el 40% del total de votos se puede llevar el Pueblo de la Libertad según los sondeos, lo que le dará una buena parte de los 72 eurodiputados, seis menos que en la legislatura que termina.

El líder de la oposición, Gianni Franceschini, no quiere hacer campaña en televisión, sino que prefiere el "puerta a puerta". Por eso está recorriendo, desde hace unas semanas, toda la geografía italiana en lo que son sus primeras y únicas elecciones como secretario general del Partido Democrático. En otoño dejará este puesto provisional al que llegó tras la dimisión de Walter Veltroni; sus votos rondarán el 25%.

El resto se lo reparten los centristas de UDC y los progresistas de la Italia de los Valores (ambos en torno al 8% de los sufragios) y quedan migajas de votos para los grupúsculos que proliferan en la política italiana como mosquitos en un estanque de verano.

Elecciones locales

En diversos lugares del país, se aprovecha esta cita con las urnas, para elegir también a los representantes de las instituciones locales. Sin embargo, no se ha podido cumplir el deseo de Berlusconi: hacer coincidir las elecciones con el referéndum sobre la reforma electoral. No ha sido posible por la presión de la Liga Norte, contraria a este cúmulo de consultas en una sola fecha.

Hubiera venido bien para las depauperadas arcas públicas del estado italiano. Pero, como reconoció Berlusconi sin ningún rubor, "no lo puedo hacer porque los de la Liga hubieran hecho caer el gobierno". Así que el posible cambio de la ley electoral se votará el 21 de junio, apenas 15 días después de que Europa haya elegido a sus representes para la próxima legislatura. Ese referéndum provocará alguna emoción más que los comicios europeos que pillan a los italianos bastante descontentos con las prebendas de su casta política.