Primavera Sound: Un festival para los más exigentes
- Segunda jornada del Primavera Sound con incremento de público respecto al jueves
- Entre otros, brillaron Jarvis Cocker, Bloc Party o Saint Etienne
- La media de edad de los asistentes es de unos 30 años
- El festival de Barcelona destaca por su variada oferta gastronómica
El Primavera Sound está esquivando la crisis. O al menos eso parece. A la espera de tener las cifras definitivas de público, la percepción de cualquier persona que asiste al festival que se está desarrollando en el Parc del Fòrum de Barcelona, es de que hay mucha gente -según algunos veteranos, más que el año pasado- y que hay que hacer cola para todo, desde comprar tickets de consumición hasta para ir al baño.
Eso sí, los conciertos pueden verse bien, ya que el recinto del Fòrum es muy amplio. Sea el grupo que sea, llena o casi, y congrega a muchos incondicionales.
Los grupos de la tarde
El viernes fue un día intenso, no porque hubiera muchos cabezas de cartel -la gran concentración es hoy sábado-, sino porque había que ver muchos grupos con carrera ascensión o ya consagrados. Las 19 h fue una hora perfecta para comenzar, teniendo en cuenta que la música continúa hasta las 6 de la mañana. Bat For Lashes fue el grupo que calentó los motores en el escenario principal, el Estrella Damm. La voz bella y gótica de su líder, Natasha Khan, deleitó al público, a pesar de que una balada detrás de otras fue una manera muy suave de empezar.
Con la voz de Natasha interiorizada, conseguimos ver el final del concierto de Vivian Girls, un grupo de chicas con mucha garra y muy rockero. Mientras, Spiritualized ya comenzó a tocar en el escenario de enfrente, el segundo más grande. La banda liderada por Jason Pierce empezó fuerte, con un tema mezcla de rock y gospel, pero continuó por la psicodelia, tal vez demasiado para unas tempranas 20:30 horas.
Uno de los grupos ineludibles de la tarde-noche, uno de esos por descubrir, fue The pains of being pure at heart. El grupo de Nueva York que ha debutado este año con un álbum homónimo se entrega sobre el escenario. Pop, fuzz ochentero y melodías que te hacen bailar y quedarte hasta el final de su espectáculo. Un hito, en un festival como este.
Gran oferta gastronómica
Rozando las 22 h, la densidad de público empezó a notarse. En lugar de quedarnos a escuchar lo nuevo de Art Brut, "Art Brut Versus Satan", optamos por ir a cenar. El Primavera 2009 es uno de los festivales mejor preparados gastronómicamente. En un enorme espacio se concentran puestos de comida vegetariana, hamburguesas ovni, crepes, comida tailandesa, pizza e incluso comida temática -bocadillos Neil Young o Yo la tengo-. Conseguir cualquiera de estos platos requiere paciencia y mucha rapidez si quieres comerlo sentado en una mesa.
Hasta algunos paladares selectos comentan que nunca habían visto tal despliegue en un festival. Tal vez la organización haya querido colmar las exigencias gastronómicas de un público que tiene una media de 30 años de edad y de los cuales, más de la mitad ha venido de todas partes de Europa.
Lo mejor de la noche
Poco antes de las 23 h, Throwing Muses en el escenario Rockdelux. El reencuentro de las norteamericanas Kristin Hersh y Tanya Donelly no dejó indiferente a nadie. Estas dos artistas, que iniciaron su carrera conjunta en los 80, se separaron para continuar en solitario durante diez años y hasta 2003. En Barcelona hicieron gala de su indie rock intenso.
Pero el disfrute de verdad de la noche vino con Jarvis Cocker. El ex líder de Pulp es un showman de principio a fin. Durante todo el concierto, en el que el público se entregó plenamente, Jarvis, habló, cantó e hizo elaboradas coreografías. Poco a poco, el aspecto impoluto con el que pisó el escenario -un ajustado traje con corbata estrecha, un elegante look popero-, dio paso a un Jarvis frenético, sin chaqueta y empapado de sudor.
Uno de los momentos más graciosos fue cuando cogió, o le lanzaron, una sábana-pancarta que rezaba "Jarvis Tío Bueno". Después de agradecer el piropo, Jarvis comenzó una desternillante performance. Dio material para comentar, no sólo por el show, sino también por el increíble directo.
Sin tiempo de hacer una pausa, cambio de escenario y de estilo musical. El pop, más electrónico que nunca, de Saint Etienne, congregó a muchos incondicionales. Una vez más, la elegante Sara Cracknell, acompañada de una versión reducida de la banda inglesa, elevó la temperatura del ambiente. Bloc Party fue el perfecto final de la noche, con melodías envolventes, experimentales, a ratos electrónicas y a ratos post-punk, además, con llenazo de público.
Con la última gran actuación de la noche una puede optar por quedarse, para bailar con los Dj o empezar la odisea de la vuelta, lo que significa más colas para subirse al bus lanzadera o a los buses nocturnos que enlazan el Fòrum con el centro.