Rock y música experimental cierran una última jornada multitudinaria de Primavera Sound
- Unas 30.000 personas abarrotaron el concierto del rockero Neil Young
- El de Toronto congregó desde veinteañeros hasta público de avanzada edad
- Liars, Deerhunter y Sonic Youth, con música experimental, pusieron una guinda de locura
El sábado, último día del Primavera Sound de Barcelona, fue, sin duda, uno de los más completos musicalmente hablando por lo variado de su cartel y tal vez por ello, el que tuvo mayor afluencia de público. La actuación programada para las 21.15 horas de Neil Young, que no coincidía con ningún otro grupo, hizo que todo el mundo viera al consagrado rockero en el escenario principal sí o sí. Y como se esperaba, fue un conciertazo.
Seguramente fue la razón de que muchos incondicionales -incluso vimos a un anciano de unos 70 años con bastón y puro- compraran la entrada de 70 euros de un sólo día. Lo atestado del concierto lo confirma, así como la multitud de brazos levantados y el rugido a una sola voz, entonado por adolescentes, treintañeros, maduros... seguidores de todas las edades.
Young empezó por "Mansion on the Hill". Después, himno tras himno, "Hey hey my my", "Sinnamon Girl", "Heart of gold", "Mother earth", se mezclaron con los nuevos temas de Fork in the road (2009). Se nota que Neil Young no para y es único entregándose sobre el escenario.
El rockabilly inundó la tarde
Pero el último día del Primavera comenzó mucho antes. Había que recuperarse de la noche anterior, y seguramente fueron afortunados lo que pudieron disfrutar de The New Year, Alela Diane o Michael Nyman en el Auditori, a primera hora de la tarde. Otros optamos por acudir al escenario más alejando del Fòrum para empaparnos del pop de Jeremy Jay.
El joven artista de Los Ángeles se tomó a broma los dos intentos de comenzar el concierto -por problemas de corriente hubo que parar dos veces-, pero a la tercera va la vencida. Jay interpretó temas de sus dos discos, "A Place Where We Could Go" y el más reciente "Slow Dance", acompañado de su guitarra, que iba curiosamente ataviado con un look que tal vez le cogió prestado a su tía, un vestido de flores y un collar de cuentas amarillas... todo un personaje.
Ahora, el público alucinó de verdad con los que siguieron, unos genios del directo, los hermanos Kitty, Daisy & Lewis. "El disco es bueno, pero está claro que hay que verlos", afirmó una asistente al finalizar el concierto. Y es que fue una hora de transportarse a los años 50.
Los británicos están llenos de talento y lo desplegaron sin tregua sobre el escenario. Tan pronto tocaban instrumentos indistintamente, como entonaban los temas swing y rockabilly de su álbum de debut anónimo. Las virtuosas Kitty y Daisy se alternaban en la batería, el teclado, el djembé, la armónica, el ukelele... mientras Lewis también cantaba, tocaba la guitarra y el teclado a lo Jerry Lay Lewis con un frenesí electrizante.
Para ser un género musical al margen de la actualidad consiguieron que todo el público se entregara, y de qué manera. El padre de estas joyas, Graeme, les acompaña, a la guitarra, y de vez en cuando se le escapan sonrisas de satisfacción. Enorme también el contrabajo, su madre, Ingrid, que parece salida de una peli de gángsters. Herman Düne fue uno de los últimos en actuar antes que Neil Young, y ofreció una versión adaptada al directo de los himnos pop y folk de su último álbum, "Next Year in Zion" y de sus trabajos anteriores. Fue un buen directo, aunque demasiado breve.
Experimentación en las últimas horas
Para los que pudieron verlos, Liars y Deerhunter fueron el aperitivo perfecto previo a Sonic Youth, los últimos cabeza de cartel del sábado. La banda neoyorquina Liars la lió. Su líder estuvo cómodo desde el primer momento, buscando la provocación y la transgresión. No en vano se quedó casi sin ropa, pero hicieron disfrutar y mucho -decenas de personas bailaban enloquecidas- con su dance-punk y otros temas que rozaban la psicodelia.
Aunque pudimos ver poco de Deerhunter, tuvimos la sensación de seguir con la experimentación y con esa atmósfera de trance que nos invadió con Liars. Las melodías de pop inquieto de los de Atlanta precedieron a Sonic Youth.
Algunos veteranos seguidores del quinteto neoyorquino se quejaron de que en su concierto faltaron los "hits", pero a juzgar por la entrega con la que muchos simulaban tocar la guitarra y balanceaban sus cabezas, poco importó. Sonic Youth consiguió que el público llegara al éxtasis a través del poder de sus guitarras.
Tanto "in crescendo" dejó al personal con sensación de vacío, que colmamos, y esto sí puede considerarse que fue el "fin de fiesta", con Simian Mobile Disco. James Ellis Ford y James Anthony ofrecieron una sesión de electrónica y remezclas con sus temas más conocidos. El perfecto final para un festival que ha demostrado, un año más, ser uno de los imprescindibles del panorama español.