Militares y opositores logran un acuerdo de última hora que pone fin a la crisis en Mauritania
- Los militares rompieron la experiencia democrática con un golpe hace diez meses
- Pronto mostraron su disposición a unas elecciones, que finalmente serán el 18 de julio
- Ahora, la mediación de Senegal ha conseguido garantías y la oposición participará
- Entre tanto, habrá un gobierno de unidad nacional con mayoría de miembros civiles
Los militares que gobiernan Mauritania desde el golpe de Estado del año pasado y los miembros de la oposición democrática han alcanzado un acuerdo de última hora que logra poner fin a la grave crisis que atenazaba al país.
Este martes, a sólo cuatro días de la celebración de unas elecciones presidenciales que iban a ser boicoteadas por la oposición, las partes han retrasado los comicios hasta el 18 de julio, algo que asegura la participación de los antigolpistas.
El líder opositor, Ahmed Uld Dadah, ha hecho el anuncio en la sede de su partido en Nuakchot, pese a que las negociaciones que fructificaron en el acuerdo se han desarrollado en el vecino Senegal.
De esta forma, unas elecciones que iban a ser un paseo militar para el ex jefe de la Junta y "hombre fuerte" del país, Mohamed Uld Abdelaziz, se convierten en una auténtica contienda democrática que, a priori, se presenta bastante disputada.
Hasta que se celebren las presidenciales, un gobierno de unidad nacional, integrado a partes iguales por seguidores de Abdelaziz y antigolpistas, se encargará de dirigir el país. El primer ministro del Ejecutivo será propuesto por Abdelaziz, aunque deberá ser aprobado por la oposición.
A cambio, la Agrupación de Fuerzas Democráticas (RFD) de Dadah y el también opositor Frente Nacional de Defensa de la Democracia (FNDD) se reservan 14 ministros en el gabinete, uno más que los militares. Entre las carteras que manejarán la RFD y el FNDD están las de Interior, Finanzas y Comunicación, así como la Secretaría general de la Presidencia.
Vuelta a la democracia
Asimismo, merced al acuerdo de Dakar se nombrará una comisión electoral independiente, que deberá ser la encargada de velar por la transparencia y el luego limpio en las elecciones.
"Esta rúbrica (del acuerdo) es la conclusión feliz del proceso de negociación que se ha cerrado gracias a múltiples esfuerzos y a la concesiones de la RFD y el FNDD", ha señaldo un exultante Dadah ante decenas de simpatizantes y miembros de la prensa internacional.
"Ésta es la respuesta que Mauritania da al golpe de Estado y su rechazo a todo lo que no sea democrático y no esté conforme con la ley", ha agregado el político, quien considera que el pacto "abre una nueva era, no sólo para nuestra joven democracia, sino para todos los países de África del Norte y de África
Occidental".
Mauritania conoció una de las pocas experiencias realmente democráticas de todo el mundo árabe con la elección en las presidenciales del 2007 de Sidi Mohamed Uld Cheij Abdalahi.
Sin embargo, después de apenas un año de una presidencia considerada errática y poco transparente, el general Abdelaziz, que era el jefe de la Guardia Presidencial, y otros militares decidieron dar lo que llamaron eufemísticamente un "movimiento de rectificación".
Pronto se vio la intención de Abdelaziz de obtener un refrendo democrático a su presidencia, para lo cual convocó las elecciones que se iban a celebrar el 6 de junio y que la oposición se disponía a boicotear.
Pero la insistencia del FNDD y la RFD en sus protestas y la incansable labor mediadora de Senegal han logrado un acuerdo que, al menos por el momento, evita que el país se adentre por una senda de imprevisibles consecuencias.
Algunos cabecillas de la oposición ya habían amenazado con recurrir a la violencia si no se detenían los comicios, y el propio Dadah advirtió, en una entrevista con Efe, de que no alcanzar un pacto supondría caer en una inestabilidad comparable a la que vive Somalia.
Sin embargo, pese al ambiente de euforia que se respiraba entre la oposición, nadie olvida que el camino hacia las elecciones promete estar plagado de obstáculos para que éstas puedan celebrarse con normalidad.