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Ray Tomlinson, el hombre que salvó la arroba

Por
Ray Tomlinson
Ray Tomlinson

Sería lógico imaginar que cuando se diseñó Internet,  una nueva forma de interconectar ordenadores para que pudieran intercambiar información, el envío y recepción de mensajes sería uno de sus objetivos prioritarios. Lógico, pero equivocado: Internet se diseñó para que un usuario pudiese utilizar un ordenador situado a gran distancia de su posición. Es la confirmación de un viejo prejuicio, que dice que los ingenieros son capaces de resolver cualquier problema excepto el que uno tiene; Internet se hizo para usar un protocolo conocido como Telnet, hoy casi olvidado. Y sin embargo lo que de verdad hizo que la Red despegara fue el correo electrónico, inventado a finales de 1971 por un ingeniero de apenas 22 años llamadoRay Tomlinson.

La carrera de Tomlinson hasta ese momento había sido típica de sus intereses y región de nacimiento: después de estudiar en varios institutos de pequeños pueblos del norte del estado de Nueva York había cursado ingeniería eléctrica en el local Instituto Politécnico Rensselaer, para desplazarse luego al Massachussets Institute of Technology (MIT) a obtener un máster en la misma disciplina. Allí trabajó en síntesis electrónica de la voz humana, de donde gravitó (tras obtener el título) a una consultora tecnológica que obtenía la mayor parte de su trabajadores del MIT, en especial de áreas relacionadas con electrónica y sonidoBolt, Beranek and Newman (BBN).

Bolt, Beranek and Newman, hoy BBN Technologies, nació en 1948 como empresa especializada en algo tan particular y alejado de la informática como la acústica: originalmente su trabajo consistía en mejorar el sonido en grandes salas de reuniones o conciertos. Su primer encargo fue adaptar la sala de la Asamblea de las Naciones Unidas en el edificio sede de Nueva York, aunque la empresa se hizo famosa cuando realizó un análisis acústico del asesinato de John F. Kennedy y al ser seleccionada para tratar de recuperar los 18 minutos borrados de las cintas del escándalo Watergate. BBN incorporó muy pronto los ordenadores a su trabajo, lo cual terminó por convertir a la empresa en una consultora informática del gobierno de los EE UU, y en especial del Departamento de Defensa; en 1989 los negocios de acústica fueron segregados en una nueva empresa.

Debido a la relación temprana de varios de los impulsores de Internet desde el Pentágono con el MIT y con BBN se concedió a esta empresa el contrato de creación de los IMP, ordenadores intermedios que forman parte clave de la estructura de Internet y cuyos descendientes hoy llamamos 'routers'. BBN estuvo por tanto en mitad de la creación de ARPAnet, la red original de la que la Internet actual es descendiente. Debido a ello era perfectamente lógico que alguien con el grado académico de Tomlinson y sus intereses en acústica acabara empleado en esta compañía, y cuestión de tiempo que terminara trabajando en algún aspecto relacionado con redes de ordenadores.

Para su propio uso BBN había empezado a comprar ordenadores hacia los años 50, y fue incorporando nuevos modelos según iba progresando la ciencia informática; el primer ejemplar de serie del que luego sería famoso PDP-1 de DEC estaba en sus instalaciones. Para 1971 la empresa contaba con varios ordenadores PDP-10, y Ray Tomlinson estaba encargado de trabajar en un proyecto específico: diseñar programas capaces de enviar ficheros de un ordenador a otro usando la entonces embrionaria ARPAnet. 

Aunque joven, Tomlinson estaba bien cualificado para la tarea. Con su máster en el MIT y su edad estaba plenamente imbuido de la cultura 'hacker' original, nacida con las bromas y las extrañas aficiones de los estudiantes de ingeniería de esa escuela de la Costa Este. Pero sin perder la formalidad de los ingenieros de toda la vida; nada de tonterías hippies. Por otro lado, Tomlinson había trabajado previamente el problemas relacionados con el que se le había encargado resolver, como los protocolos originales de ARPAnet, llamados NCP, y el programa de transferencia de ficheros CPYNet. El ordenador PDP-10 contaba además con un sistema de 'correo interno' llamado SNDMSG (de SeND MeSsage, enviar mensaje); este tipo de mensajerías para los múltiples usuarios de un gran ordenador eran comunes en otros sistemas operativos multiusuario de la época, como el Multics.

De hecho la idea de enviar mensajes entre ordenadores, y no sólo entre usuarios del mismo ordenador, estaba en proyectos ya en marcha en aquella época como el oN-Line System (NLS) de Douglas Engelbart o el nonato Xanadu de Ted Nelson. Técnicamente consiste en hacer una copia en el directorio personal de un usuario del ordenador 'B' de un fichero original residente en el directorio personal de un usuario del ordenador 'A', por lo que tiene elementos de envío de ficheros, además de la creación y gestión de 'buzones'. Tomlinson tenía todos los elementos técnicos para crear un programa de 'correo electrónico'. Lo que no tenía era orden de hacerlo: no era su trabajo.

Pero, como es habitual en el mundo de la informática, existían muchas oportunidades para que un programador convencido de la utilidad de sus ideas llevase a cabo trabajo en paralelo al que su jefe le había asignado. Cuando Tomlinson le explicó a un colega lo que había hecho, enviando un correo electrónico de una punta a otra del laboratorio entre dos ordenadores PDP-10 que sólo se hablaban vía ARPAnet, le advirtió que no se lo contara al jefe: 'Esto no es lo que deberíamos estar haciendo'. El primer correo, que llevaba un mensaje absurdo 'algo parecido a 'probando, uno, dos tres'', declararía años después Tomlinson, ya había sido enviado. Y ya llevaba la arroba.

¿Cómo salvó a la arroba?

La arroba es un símbolo de origen árabe por la vía del español; viene de 'al-rub', un cuarto, y designa una medida de volumen o peso variable según épocas y regiones, pero que rondaba los 11 kilos y medio (si era en grano). El dibujo de una 'a' rodeada por su propio rabillo es muy antiguo, ya que era de uso común en el siglo XVI como indicación de medida. Con el tiempo acabaría por transformarse en un término comercial que designaba el precio unitario de un grupo de compras; así, en el mundo anglosajón acabó por identificarse y pronunciarse como la palabra 'at' (a; como en cinco barriles 'a' 100 maravedíes cada uno). Por eso la arroba era uno de los pocos signos de puntuación en el teclado del terminal Teletype KSR-33 que utilizaban los PDP-10 de BBN.

Fue precisamente su presencia, y su inutilidad en los mensajes habituales, lo que hizo que Ray Tomlinson se fijara en la arroba para resolver un engorroso problema: el formato de las direcciones a las que iba a ir remitido el correo. En los sistemas de tiempo compartido dentro de un ordenador se utilizaban apodos (códigos, o números) para identificar a cada usuario. Pero dentro de una red había que añadir más información: hacía falta indicar el usuario, y en qué ordenador estaba. El formato tenía que ser por tanto NOMBREDEUSUARIO separador NOMBREDEORDENADOR; la red llevaría el mensaje desde el ordenador origen al ordenador destino, que se encargaría de situarlo en el buzón personal del destinatario. Para separar las dos mitades de la dirección, Tomlinson escogió el carácter '@' (arroba); 'una solución obvia', diría más tarde. 

Tomlinson creó un SNDMSG mejorado capaz de enviar correo vía ARPAnet, y su correspondiente programa de recepción de correos, llamado READMAIL. Más tarde se crearon protocolos específicos basados en nuevos sistemas de transferencia de ficheros. El primer gestor de correo electrónico sería el RD, que Larry Roberts publicó en el verano de 1972, y después se encargó de extender enviando todos los mensajes de coordinación de la creciente ARPAnet vía correo electrónico. Hasta noviembre de 1977 no se codificarían formalmente los protocolos en el RFC 733. Después, fue la locura; el tráfico de correo electrónico fue durante décadas el más intenso de Internet, a pesar de que cada correo ocupa muy poco. El correo es una de las aplicaciones más importantes de la Red: miles de millones de personas lo utilizan a diario, y se envían centenares de millones por minuto. Hasta tal punto es común, que su símbolo propio (la arroba) se ha transformado en el emblema mismo de la Era Digital. Lejos estaba Ray Tomlinson de imaginarse semejante cosa en 1971, cuando se saltó las órdenes de sus jefes para hacer algo interesante que resolvía un problema irritante. Y acabó creando el símbolo del mundo digital, y salvando de la extinción a la arroba.