La muerte de Michael Jackson y el final de la era de la música grabada
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El mayor vendedor de la historia fallece en plena crisis de la industria del disco y su muerte va marcar el final de la era de la música grabada como un gong de alarma para sus inversores y consumidores que estaban todavía en las nubes. Mientras Jermaine Jackson declara oficialmente que la causa de la muerte del inolvidable Michael Jackson no quedará aclarada hasta que se conozcan los resultados de la autopsia, la figura de Michael Jackson crece desproporcionadamente tras su prematuro fallecimiento. Plañideras, viudas y huérfanos sentimentales le salen hasta de debajo de las piedras, pero, sobre todo, llega el momento de reconocer que los descomunales éxitos y logros de Michael Jackson sirvieron para dar la puntilla a una industria y una era.
La aparición del disco grabado significó muchas cosas, pero la más importante consistió en la equiparación de la música popular con la llamada clásica o culta. Hasta que el invento de Edison no se popularizó en las primeras décadas del siglo XX, pocos se habían preocupado de recoger en partitura la música de baile, la música de fiesta, las baladas o los romances que se perdían en la oscuridad del tiempo pasado. Esta ha sido la gran aportación de la industria discográfica al mundo de la cultura y el arte sin olvidar los millones que se embolsaron muchos de sus accionistas, los puestos de trabajo y la popularidad que figuras como Edith Piaf, Om Kaltum, Carlos Gardel o Louis Armstorng consiguieron durante y después de sus vidas.
Michael Jackson ha sido el gran triunfador de la industria del disco y del negocio editorial. Ya con los Jackson 5, su grupo familiar batió récords de permanencia en listas cuando tenía sólo 12 años y, en conjunto las cifras de las ventas de sus discos en todo el mundo son sencillamente astronómicas (actualmente rozan los 200 millones). Pero además de los récords aritméticos, Michael Jackson ha influido en el mercado y la sociedad musical de muchas maneras.
Los éxitos de los Jackson 5 como primer gran grupo infantil multivendedor, alcanzaron tanto a los niños blancos como a los niños negros. Un logro de carácter social que abrió las puertas a un nuevo mercado e indirectamente a una nueva música- cuando en los 80 esos niños ya crecidos adoptaron sin problema a artistas negros como Prince, Tina Turner o el mismo Michael Jackson lo mismo que todos los ejercicios de estilo y negro-affectations de los músicos blancos en la más próspera década de la música y el disco.
Durante la primera mitad de los 70, el potencial de los Jackson 5 fue hábilmente espoleado por Motown, poniendo a los cinco hermanos en manos de su más joven y brillante equipo de productores estrellas (incluyendo a Freddie Perren co-autor de otra de las mas grandes y exitosas producciones de todos los tiempos, el I Will Survive de Gloria Gaynor). El toque mágico fue la creación de una línea de merchandising amplísima e innovadora, imitación de las que ponía en marcha la industria del cine: corazones, postales, pósters, pegatinas, recortables, móviles, muñecos, etc. Una revista, Right On, salió al mercado en 1971 con el propósito editorial de capitalizar y explotar el éxito y el atractivo de los muchachos y durante todo su primer año tuvo a los Jacksons, juntos o separados, en todas y cada una de sus portadas.
Jackson 5 fue el primer grupo negro que tuvo su serie de dibujos animados para toda la familia en la programación nacional del sábado por la mañana y su show de variedades -con participación estelar de los nueve hermanos y hermanas- significó en 1976 algo inédito en los anales de la historia del entretenimiento: una familia afroamericana al completo presentaba un programa en la televisión nacional.
Los hitos se suceden a velocidad vertiginosa si nos centramos en la carrera de Michael en solitario. En 1981 MTV -Music Televisión- había aportado una nueva manera de escuchar la música a través del video clip promocional y todo el mercado musical se había alterado profundamente. Se abría un nuevo cauce para presentar la música y nacía una industria y un mercado paralelos. Pero MTV se negaba a programar videos de artistas negros por grande que fuese su popularidad. La primera excepción que abrió las puertas a los demás fue por supuesto Michael Jackson que, con sus costosos e imaginativos videos para Billie Jean, Beat it y Thriller y la ayuda de las hábiles presiones de CBS, hizo saltar todos los tabúes y ganó a la nueva burguesía afroamericana para la cadena.
También públicos de otros países y continentes fueron atraídos hacia MTV por la magia de Michael Jackson que con el éxito multimillonario de Thriller se había convertido en la mayor figura mundial. La concepción de la canción unida al filmet publicitario constituyó la mainstream de la música popular durante las dos décadas siguientes aunque, finalmente, la obsesión por la imagen en contra de los valores musicales y artísticos ha sido uno de los factores claves en la recesión del mercado discográfico.
El crossover de los mercados blanco y negro era algo que ni se soñaba antes del éxito de Thriller. Los años 80 se caracterizaron por la fabricación y el lanzamiento de artistas como Prince, George Michael, Madonna, Terence Trent D'Arby o los Beastie Boys, la última etapa de Tina Turner o los trabajos de Nile Rodgers para Bowie, Duran Duran y Mick Jagger o de Arthur Baker para Bob Dylan. Propuestas que obedecen a la idea de que, si Michael Jackson había batido todos los récords de ventas por su atractivo para ambos públicos, bien podrían otros artistas lograr lo mismo.
Imitando a las fichas del dominó, el efecto Thriller se extendió a toda la música de aquel entonces. Las campañas de los refrescos de cola con ídolos musicales se centraron obsesivamente en artistas negros como los Jacksons o Tina Turner. Se generaron muchos millones pero la música perdió la conexión contestataria y contracultural adquirida en los 60 para convertirse en un mero bien de consumo sin subterfugios ni paliativos. El idealismo juvenil dejó de ser espoleado por las canciones y los músicos y las nuevas generaciones de teens y pre-teens han mostrado más interés por el video juego que por la música.
Pionero también de la concepción musical a base de collages sonoros y efectos de estudio, Michael Jackson contó siempre con las primicias de las primeras marcas de tecnología musical. No parece difícil imaginárnosle como niño con zapatos nuevos investigando y exprimiendo las novedades del mercado en cada una de sus sesiones de grabación. El hip hop, el r&b y el rock industrial y de vanguardia adoptaron este método de trabajo que cambió definitivamente la música anglosajona.
Pero fuera de los países occidentales también arrasó la figura de Michael Jackson. Su música, basada en la tradición afroamericana, pero llena de influencias y colores diversos, su figura dinámica e inquieta y su espíritu extraña y absurdamente atormentado fascinaban a propios y extraños. Sus récords de ventas fueron literalmente planetarios y, como pretendía el pavo real que diseñó como logotipo de los Jacksons, gentes de todas las razas, colores y religiones se emocionaron y divirtieron escuchándole y viéndole actuar. Artistas como el senegalés Youssou N'Dour o el argelino Khaled fueron presentados a la palestra internacional como los "michael jacksons" de sus respectivos países. Acogidos con calor y sorpresa, el mundo de la música se alteró radicalmente gracias a ellos.
Como cantante, Michael Jackson llevó un paso más allá las ya de por sí difíciles y espectaculares técnicas vocales de Stevie Wonder, haciendo malabares con el compás y el tono y variando la melodía con su garganta como un solista de jazz con su instrumento. Decir que ha sido muy imitado se queda corto. Su manera de emitir la voz, su textura tímbrica se puede oír en los cantantes más heterogéneos. Después de Michael Jackson la palabra "cantar" significa inevitalemente "cantar como Michael Jackson". Justin Timberlake, Beyoncé, Britney Spears. Sus imitadores se cuentan entre los más famosos y los mejores, pero también en los karaokes, en los reality shows musicales, en las orquestas de verbena, sus giros y sus inflexiones se reconocen en cantantes que, a lo mejor, ni siquiera saben que le están imitando.
Michael Jackson, ambicioso e intuitivo, cantante incomparable y showman instintivo e innovador, alteró profundamente la música y su mercado. Durante tres décadas el mundo del espectáculo siguió anhelante sus extravagancias, su creatividad y sus hallazgos. Despertó amores y odios, inspiró toda una escuela de imitadores, batió récords, escandalizó y enamoró. Fue un artista que transformó para siempre la música popular, la enriqueció y le dio una nueva dimensión. Su ausencia marca el principio de otra etapa. Que Alá esté siempre contigo, Michael.