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El Reino Unido estudió lanzar un ataque químico contra Tokio en la II Guerra Mundial

  • Un documento desclasificado revela que se planteó una ofensiva de ese tipo en 1944
  • El objetivo era forzar la rendición de Japón, un año antes de Hiroshima y Nagasaki
  • La estrategia combinaba el uso de gas mostaza y bombas incendiarias

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El Reino Unido estudió lanzar un ataque químico contra Tokio casi un año antes de los bombardeos de Estados Unidos sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, que provocaron en 1945 la derrota de Japón en la II Guerra Mundial (1939-1945).

Los detalles de la eventual ofensiva aparecen en un memorándum secreto que ha sido desclasificado este jueves por los Archivos Nacionales, tras permanecer fuera del alcance del público durante los últimos 65 años.

Aunque el plan nunca se puso en práctica, el documento, que considera "que vale la pena evaluar los posible efectos de un ataque con bombas químicas en Tokio", fija medidas para garantizar una ofensiva que tuviese un devastador impacto en la capital nipona.

Gas mostaza y bombas incendiarias

El aparente arquitecto del ataque, un tal profesor Brunt, recomienda que los primeros bombardeos se centren en zonas de edificios densamente pobladas y hagan uso de bombas incendiarias "suficientes para prender fuego a grandes áreas".

Una vez destruidos esos edificios, Brunt, que se sirve de datos facilitados por "el Director de Inteligencia Militar y el Ministerio de la Guerra", sugiere un ataque con gas en las "calles más modernas".

Sin embargo, el experto admite que la estructura de la ciudad puede dificultar la operación bélica. "En las zonas de edificios de estilo japonés con muchas construcciones, donde las calles son angostas, el flujo del gas podría verse obstaculizado por la estrechez de las calles", argumenta el profesor.

"Bajas en números considerables"

El memorándum también examina el impacto del clima japonés en el posible ataque y concluye que el frío invernal podrían amortiguar el efecto del gas mostaza, mientras que ese tipo de gas resulta más efectivo con el calor veraniego pero no con las lluvias estivales.

"El persistente peligro del gas mostaza sólo se lograría en los intervalos entre las lluvias veraniegas", concluye el documento confidencial, que contempla también el uso del fosgeno, un gas que puede emplearse como arma de guerra química.

Tanto el gas mostaza como el fosgeno producirían, "sin duda, bajas en números considerables", indica el archivo.

Forzar una rendición

Además, el documento va acompañado de un informe elaborado el 3 de noviembre de 1944 sobre la estructura de las Fuerzas Armadas de Japón que especifica que las "tácticas japonesas" tienen un "gusto alemán".

Según Mark Dunton, especialista en Historia Contemporánea de los Archivos Nacionales, "lo interesante de este expediente" es que demuestra que el Reino Unido "podría haberse adelantado" a Estados Unidos en idear un método para forzar la rendición de Japón.

Dunton también considera "espeluznante" que "el intento de examinar el efecto de un ataque químico sobre la población civil se describa de una forma tan objetiva". "Las presiones de la guerra -agregó Mark Dunton- impusieron su propia lógica terrible".