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Muere a los 93 años el arquitecto de la guerra de Vietnam, Robert McNamara

  • Fue secretario de Defensa con Kennedy y Lyndon B. Johnson
  • La guerra de Vietnam eclipsó el resto de su carrera
  • También se le conoce como la "Conciencia de Occidente" por su labor en el BM
  • Brillante, trabajador compulsivo y organizador de primera línea
  • Tuvo un papel decisivo en la crisis de los misiles cubanos

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Muere el cerebro de la guerra de Vietnam, Robert McNamara

El arquitecto de la guerra de Vietnam, Robert McNamara, ha muerto este lunes a los 93 años de edad. Fue secretario de Defensa con el tándem demócrata de los años 60, John F. Kennedy y Lyndon B. Johnson. Como tal, se le considera responsable de que Estados Unidos se involucrara en su guerra más amarga, la de Vietnam. Lo cierto es que mantenía serias dudas sobre su viabilidad pero no consiguió imponerse a los halcones, según confesó en sus memorias. 

Vietnam, la "guerra de McNamara", ha perseguido su memoria y ha eclipsado el resto de su carrera. Que no es precisamente menor. Tuvo un papel clave en la resolución pacífica de la crisis de los misiles cubanos. El punto álgido de la Guerra Fría entre EEUU y la Unión Soviética, cuando ambas superpotencias estuvieron al borde del holocausto nuclear. También lo tuvo en uno de sus detonantes, la invasión fracasada de Bahía de Cochinos.

La "Conciencia de Occidente"

McNamara, reconocible por sus gafas de concha y su pelo alisado, fue brillante y complejo. Adicto a las estadísticas y los gráficos, licenciado en Economía y Filosofía, reorganizó la burocracia militar y desarrolló el arsenal nuclear de EEUU con los misiles de ojivas múltiples, pero también desplegó una campaña sin cuartel para acabar con la discriminación racial dentro del Pentágono. 

Es menos conocido su papel como director del Banco Mundial, puesto que ocupó tras abandonar el departamento de Defensa. Se le conoce en esa época como la "Conciencia de Occidente", por sus esfuerzos incansables para que los países industrializados donaran dinero a los más pobres y mejoraran sus míseras condiciones de vida. Fue su compromiso tras vivir en Calcuta y ver a la gente morir de hambre en las calles.

Esa faceta es la que cultivó hasta el final de su vida. En lugar de dedicarse al circuito de conferencias como suelen hacer los políticos retirados, prefirió entregar su talento y esfuerzo a mejorar la educación, el gobierno y la cobertura sanitaria en su país. Fue uno de "los mejores y más brillantes" que acudieron a la llamada de Kennedy. Ha muerto el mismo día en que Obama ha llegado a Moscú para negociar otra reducción en los arsenales nucleares.