Los arrepentidos de ETA
- Miguel Francisco Solaun fue asesinado en 1984 a manos de los propios etarras
- 'Yoyes', a pesar de haber pertenecido a la cúpula terrorista, tuvo la misma suerte que Solaun
- Soares Gamboa se arrepintió en 1995 de los asesinatos cometidos y colaboró con la justicia
A lo largo de la historia de ETA ha habido casos de activistas arrepentidos de sus crímenes. Uno de ellos fue Miguel Francisco Solaun. En 1968 fue arrestado por pertenecer a la organización terrorista, pero escapó de la prisión de Basauri (Vizcaya), protagonizando una de las fugas más espectaculares de ETA junto con otros activistas. Años más tarde, regresó de Francia acogiéndose a la Ley de Amnistía de 1977. En 1981, acusado de participar en un atentado contra una casa cuartel de la Guardia Civil, ingresó nuevamente en prisión. En 1982 fue liberado y, tras haberse declarado contrario a la lucha armada, murió asesinado en Algorta (Vizcaya) el 4 de febrero de 1984.
Otra venganza de ETA hacia uno de sus miembros arrepentidos fue el asesinato de Dolores González Catarain, más conocida como 'Yoyes'. Llegó a ser la primera mujer dirigente de la organización terrorista en 1978, pero poco a poco se desentendió de la lucha armada y se refugió en México. En 1985, gracias al plan de reinserción llevado a cabo por el Gobierno, regresó al País Vasco, donde empezó a recibir continuas amenazas de ETA. Un año más tarde, por sus críticas a los terroristas, fue asesinada en Ordicia (Guipúzcoa) a manos de Antonio López Ruiz 'Kubati'.
Otro ejemplo de arrepentimiento fue el de Juan Manuel Soares Gamboa, alias 'Daniel', uno de los activistas más brutales de ETA. Participó en uno de los atentados más crueles de la organización, matando en 1986 a 12 guardias civiles con un coche bomba en la Plaza de la República Dominicana de Madrid. En 1995 pidió perdón por sus crímenes, y durante su estancia en la cárcel colaboró con la justicia para la desarticulación de varios comandos.