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Jerzy Buzek, un político que goza de confianza y primer polaco en presidir la Eurocámara

  • Tiene fama de habilidoso negociador y gobernante honesto
  • Fue primer ministro de Polonia (1997-2001) y acometió reformas postcomunistas
  • Ingeniero químico, su reconocimiento como científico lo aupó como eurodiputado
  • Su elección es un guiño a los buenos resultados de su partido, Plataforma Ciudadana

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El ex primer ministro de Polonia Jerzy Buzek, ingeniero químico y luterano practicante, se ha convertido en el primer polaco en presidir el Parlamento Europeo (PE), un puesto al que llega precedido por su fama de experto en cuestiones científicas, habilidoso negociador y gobernante honesto.

Nacido en 1940 en Smilovice, una localidad que antes pertenecía a Polonia y que hoy es parte de la República Checa, el profesor Buzek es bien conocido en su país por su etapa como jefe del Gobierno, cargo que ocupó durante toda una legislatura (1997-2001), algo que no es habitual en la convulsa política polaca, abonada a los finales adelantados y dramáticos.

Durante esos años al frente del Ejecutivo, Jerzy Buzek abordó con pulso firme algunas de las reformas más importantes de la Polonia postcomunista, como la nueva ley de pensiones y de sanidad, o el comienzo del proceso de descentralización, una etapa en la que este político se forjó una imagen de hombre de estado, habilidoso negociador y, sobre todo, político honesto.

Pero por encima del político, los polacos aprecian al Jerzy Buzek más técnico, al ingeniero químico, al profesor de ciencias en la universidad Tecnológica de Opole (sur de Polonia) y experto en innovación y recursos energéticos, al científico reconocido por las universidades de Dortmund y Seúl.

Esta preparación científica es la misma que ha llevado a Jerzy Buzek a hacerse con una buena reputación como miembro de la Eurocámara, a la que llegó en 2004 tras unas elecciones en las que recibió una cifra récord de votos, escaño que renovó en los comicios del pasado mes de junio.

Uno de los políticos que merecen más confianza

Gracias a ese apoyo, Buzek se sitúa en la actualidad entre los políticos que merecen más confianza en Polonia, donde es el líder más valorado junto con el premio Nóbel de la Paz Lech Walesa, por encima del primer ministro y del jefe del Estado actuales.

Como parlamentario en Bruselas ha destacado por su protagonismo en las relaciones entre la Unión Europea (UE) y Ucrania, así como su participación en las cuestiones de medio ambiente, donde ha representado la postura polaca en las negociaciones para reducir las emisiones de dióxido de carbono y las medidas contra el cambio climático, cuestiones cruciales para este país centroeuropeo.

Su elección ahora como presidente del PE es también un guiño a los buenos resultados del partido polaco Plataforma Ciudadana (PO), miembro del Grupo Popular Europeo (PPE), que recibió cerca del 45% de los sufragios en las últimas elecciones europeas, consagrándose como la primera fuerza política de su país.

Además, su elección coincide con el vigésimo aniversario de la caída del Muro de Berlín y el final del comunismo, un proceso en el que Jerzy Buzek participó como miembro del sindicato Solidaridad, que con Lech Walesa fue el actor principal en la llegada de la democracia a Polonia en 1989.

Carácter moderado

A pesar de su relación con la formación Plataforma Ciudadana, un partido que dice acomodarse en el centroderecha y que defiende una visión económica marcadamente liberal, Buzek mira más hacia el centro, lo que le convierte en uno de los pocos políticos polacos que puede presumir de ceñirse a un discurso moderado.

Desde este momento Varsovia espera que contar con un polaco al frente de la Eurocámara sirva para impulsar la próxima presidencia de Polonia en la UE (que tendrá lugar en 2012) y, sobre todo, ayude a sensibilizar a los socios comunitarios de la necesidad de reducir la dependencia energética que sufre Europa del Este y reconducir las relaciones con la vecina Rusia.

El propio Jerzy Buzek reconoce "la importancia simbólica" que su elección tiene tanto para su país como para el resto de estados del antiguo bloque comunista, que ven en este científico de centro la figura capaz de representar sus intereses en Bruselas.