La Península Ibérica tendrá cada vez menos lluvias
- Se ha tomado el estudio de la variabilidad y el cambio climático en la región mediterránea
- Desde 1950 a 2002, las lluvias han descendido en un 8% en la península ibérica
- Se prevé un aumento en la emisión de gases de efecto invernadero
En los próximos años lloverá menos en la Península Ibérica, aunque las precipitaciones seguirán siendo más frecuentes en invierno que en primavera-verano, según un estudio del Instituto Pirenaico de Ecología, analizando los datos de las lluvias de 1950 a 2006 y las proyecciones climáticas para las próximas décadas.
Así, los investigadores han valorado los cambios observados desde 1950 en la evolución de las lluvias, y han predicho menores contribuciones para mediados del siglo XXI, en un escenario con un aumento de la emisión de gases de efecto invernadero.
A partir de datos observados y simulados por distintos modelos climáticos, se ha analizado si la contribución mensual al total anual ha variado en las últimas décadas, y si se espera que lo haga en un futuro a medio plazo, según Juan Ignacio López-Moreno, autor principal del estudio.
La investigación, publicada recientemente en Geophysical Research Letters, engloba el estudio de la variabilidad y el cambio climático en la región mediterránea.
Según los científicos, ha habido cambios significativos en esta zona que afectan de forma desigual a lo largo del año, y se han detectado áreas homogéneas en la evolución temporal de las lluvias.
Descenso especial en primavera y verano
Entre los patrones más significativos, el estudio refleja que en el oeste de la cuenca mediterránea, en concreto en la Península Ibérica, ha habido un descenso del 8% de las precipitaciones en los meses de marzo de 1950 a 2002, y un aumento del 3% en abril y mayo del mismo periodo.
En toda la cuenca mediterránea, los científicos prevén una disminución significativa de las lluvias, sobre todo en primavera y verano. Sin embargo, las observaciones de los últimos 50 años y las predicciones para las próximas décadas no muestran cambios en los patrones estacionales de la distribución de las lluvias.
El equipo de investigación ha señalado que los cambios observados no son suficientes para alterar el patrón general de la distribución de las precipitaciones a lo largo del año, a pesar de haber localizado la importancia.