Animalario lleva a Madrid la sangrienta historia de "Tito Andrónico", de Shakespeare
- Once actores liderados por Alberto San Juan representan la obra de Shakespeare
- Es una tragedia de venganza y sangre que muestra un cruel retrato del ser humano
- Tito Andrónico se podrá ver durante todo el mes de agosto en el Matadero de Madrid
Shakespeare abrió en Tito Andrónico las entrañas del ser humano para revelar lo malvado y sangriento que puede llegar a ser, unos "despojos" atroces en los que la compañía Animalario ve la fascinante, rara y hermosa "obra de arte" que pondrá en escena a partir del jueves en el Matadero del Teatro Español.
Su director, Andrés Lima, ha presentado la obra este martes junto al elenco, once actores encabezados por Alberto San Juan (Tito Andrónico), Nathalie Poza (Tamora), Javier Gutiérrez (Saturnino), Enric Benavent (Marco Andrónico) y Fernando Cayo (Aarón el Negro).
En palabras del director, es una "tragedia de venganza, asesinatos, fratricidios, violaciones y antropofagia" escrita por Shakespeare hacia 1593, cuando sólo tenía 22 años, y la primera incursión de Animalario en el teatro clásico.
Los personajes de Tito Andrónico viven en el "eterno dilema" de destruir al otro o convivir con el. La tragedia empieza cuando el obediente general Tito Andrónico vuelve de una guerra de diez años a un imperio que se desmorona. Allí se enfrenta a la espiral de sangre que desata su familia y la de su rehén, la reina goda Tamora.
Esta "espiral de violencia cocinada en un baño de sangre, este cruel retrato del ser humano" es, según Lima, un voluntario "despiece" de las entrañas del hombre para mostrar de lo que es capaz, "su peor yo", al que sólo puede redimir su aptitud para la compasión.
Los actores "sufren, odian, cogen asco" a Shakespeare y su tragedia para construir al final una "función bellísima" gracias a la capacidad para la conmiseración y lástima del ser humano.
Ambientada en la Roma del 'ojo por ojo'
La obra original, Tito Andrónico, está inspirada en Séneca y Ovidio y en ella se reconocen los horrores y locuras de las crónicas bizantinas e influencias de Christopher Marlowe o Thomas Kid.
Lima está seguro de que esta bacanal del ojo por ojo en la Roma de Tito Andrónico es "perfectamente" trasladable a la España actual: "se ve cómo nos comemos los unos a los otros" en la lucha por el poder.
Para trasladar el "banquete antropófago" que se dan los personajes shakesperianos (Tito "cocina" para Tamora un pastel hecho con las entrañas de sus hijos) Lima ha trabajado con la idea de "la paella de los domingos de cualquier familia".
Es esa última cena "tan brutal" y a la vez cortés, afirma el director, la que acerca a Tito al mundo actual: "no son animales salvajes sino seres civilizados cuyas 'hazañas' se reflejan todos los días en los periódicos".
Un viaje a la "esencia" de los personajes
Lima ha vestido a los tribunos de traje "como los políticos de hoy en día", a Tito con una armadura, al emperador Saturnino con una corona de laurel y a Aarón le va "ennegreciendo" a medida que avanza el drama.
El director quería ir a la "esencia" de los personajes, a los que ha colocado en una gran mesa giratoria de celebración que es a la vez un volcán que escupe una saturnal de venganza, miedo y maldad.
Para Alberto San Juan la obra no es nada "exagerada" sino "realista" porque se trata de una sociedad que "acepta la violencia como forma de resolver los conflictos, una fórmula en la que parece que estamos condenados a continuar enredados".
Para Animalario (la de Alejandro y Ana, Marat Sade o Urtain) éste ha sido, según el actor, "un salto en el vacío" porque por primera vez se han enfrentado a un texto clásico, aunque "triunfal", según el director del Español, Mario Gas, que ha calificado a la compañía de "paradigma y ejemplo de teatro contemporáneo".
La obra, un encargo del Festival de Mérida, donde se estrenó el pasado 8 de julio, ha pasado también por el Festival de Almagro. Se podrá ver hasta el 30 de agosto de martes a domingo en el Matadero, "el teatro más bonito de Madrid y el más apropiado para esta obra", según Lima, aunque "ya no se mate a nadie", ha apostillado Gas.