Honduras cumple un mes con dos presidentes y una grave crisis política
- Seguidores de Zelaya han protagonizado este lunes una nueva jornada de protestas
- El Parlamento ha aplazado su decisión de estudiar el plan de mediación de Arias
- Oscar Arias trató de mediar un diálogo, fracasado, para solucionar el conflicto
- Zelaya permanece cerca de la frontera y trata de regresar
- El Gobierno de facto amenaza con detener al presidente si entra en el país
- Zelaya fue depuesto al anunciar un referéndum que no contempla la Constitución
Honduras cumple este martes un mes con dos presidentes, el derrocado Manuel Zelaya en el exilio y Roberto Micheletti, designado por el Parlamento, aunque sin el reconocimiento de la comunidad internacional. Esta jornada se ha conocido la intención del Parlamento de aplazar el debate para emitir su opinión sobre la propuesta de otorgar una amnistía política, incluida en un plan del presidente de Costa Rica, Oscar Arias, para superar la crisis de este país.
La propuesta de Arias incluye la reinstalación condicionada del depuesto presidente Manuel Zelaya, derrocado por los militares el 28 de junio, una amnistía política, el adelanto de las elecciones, y el establecimiento de una comisión de la verdad y verificación internacional, entre otros puntos.
El Congreso Nacional ha conocido este martes el Acuerdo de San José, enviado por el Ejecutivo y presentado por Arias el miércoles en la capital costarricense, pero por el momento ha decidido no discutirlo de inmediato sino pasarlo a una comisión de dictamen, según ha informado a los medios de comunicación su presidente, Alfredo Saavedra.
Seguidores de Zelaya han protagonizado este lunes una nueva jornada de protestas con una marcha en Tegucigalpa, en la que reiteraron su condena a los golpistas, mientras otros aguardan en la zona fronteriza con Nicaragua a que regrese desde ese país.
La Policía hondureña ha dicho que en esa movilización en la frontera hay supuestamente financiación de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), según documentos que afirma haber decomisado el fin de semana a un político vinculado a Zelaya.
La defenestración de Zelaya el 28 de junio por militares generó una grave crisis política que sigue sin visos de solución, aunque está sobre la mesa una propuesta del presidente de Costa Rica, Oscar Arias, mediador en un diálogo sobre el conflicto.
En la madrugada de ese día, un grupo de militares entró violentamente en la casa de Zelaya, le capturó y expulsó hacia Costa Rica, y horas después el Parlamento eligió a Micheletti, hasta ese día jefe del Legislativo, como nuevo gobernante.
El Parlamento aplicó una disposición de la Carta Magna para designar a Micheletti, quien proclama que no hubo golpe de Estado contra Zelaya sino una "sucesión constitucional".
El Gobierno de facto sostiene que los militares actuaron por mandato de la Corte Suprema de Justicia a petición del Ministerio Público porque Zelaya violó la Constitución al intentar celebrar el 28 de junio una consulta para promover una Asamblea Constituyente, declarada ilegal por varios órganos del Estado y que quedó frustrada por su destitución.
La comunidad internacional condenó unánimemente el derrocamiento de Zelaya y el 4 de julio la Organización de Estados Americanos (OEA) suspendió a Honduras por no restituirlo.
Zelaya intentó aterrizar el 5 de julio en el aeropuerto de Tegucigalpa, donde se agolpaban miles de sus seguidores, pero los militares pusieron obstáculos en la pista.
El depuesto gobernante hizo el viernes un segundo intento por volver, al pisar brevemente suelo hondureño en Las Manos, puesto fronterizo con Nicaragua, pero regresó y continúa en la localidad de Ocotal organizando la "resistencia", según dijo a la prensa.
Zelaya reiteró que seguirá en "pie de lucha", en espera de su familia y seguidores, a quienes las fuerzas de seguridad hondureñas impiden llegar a la frontera y con quienes intentará retornar a Honduras con el objeto de retomar el poder.
El Gobierno mantiene el toque de queda desde hace cuatro días en la zona fronteriza, donde hay varios retenes que "se quitarán a medida que se normalice la situación", dijo hoy el ministro de Defensa, Adolfo Sevilla, uno de varios altos cargos de Zelaya que siguen con Micheletti (los tres son del gobernante Partido Liberal).
Sevilla reiteró que si Zelaya regresa al país será detenido porque hay una orden de captura contra él por delitos cometidos en relación con la consulta frustrada el 28 de junio.
Micheletti ha ofrecido renunciar si Zelaya desiste de volver al país, lo que abriría la puerta para que una tercera persona ocupe la Presidencia.
La propuesta de Arias incluye el regreso condicionado de Zelaya, pero éste la rechazó y dio por fracasado el diálogo, y Micheletti, aunque también se niega al retorno del depuesto presidente, tiene en consulta otros puntos con otros poderes del Estado.
La esposa de Zelaya, Xiomara Castro, rechazó hoy de nuevo el ofrecimiento del Gobierno de facilitarle un vuelo privado para dirigirse a donde quiera, e insistió en que "nos permitan llegar a la frontera para abrazar al presidente".
El comisionado de Policía Danilo Orellana, responsable de la operación de seguridad en la zona fronteriza, dijo a periodistas que la esposa de Zelaya pretende llamar la atención y que, "si quisiera verse con él, es fácil venir a Tegucigalpa y coger un vuelo hacia Nicaragua".