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Los terroristas colocaron las bombas-lapa con temporizador la noche anterior

  • Usaron un temporizador para tener tiempo suficiente para huir de la isla
  • El vehículo de los dos agentes fue conducido durante toda la mañana
  • La bomba estaba preparada para estallar a partir de la hora programada
  • La colocación de la bomba-lapa es nueva e hizo difícil su identificación 

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Las fuerzas de seguridad continúan buscando a los autores del atentado de Calvià

La investigación de la Guardia Civil sobre el atentado que costó la vida a dos agentes el pasado jueves en Mallorca apunta a que un comando de ETA colocó la noche anterior dos bombas-lapa en sendos vehículos del Instituto Armado y las programó para que estallaran al día siguiente para tener tiempo suficiente para huir de la isla.

La clave de esta hipótesis está en que los artificieros lograron fotografiar la segunda bomba antes de explotarla de forma controlada y comprobaron que era una 'lapa' que se activa al movimiento del vehículo,  pero siempre a partir de que se agote el tiempo programado en el temporizador.

De esta forma, el hecho de que Carlos Saenz de Tejada y Diego Salva circularan con el vehículo oficial sin que se activase la bomba se debería a que el temporizador estaba activado para liberar el dispositivo de movimiento a partir de una determinada hora de la mañana del jueves.

Así, los terroristas habrían colocado las dos bombas-lapa programadas para estallar al día siguiente, con tiempo de sobra para abandonar la isla de Mallorca.

Montadas con fecha y hora

Esta versión coincide con la que han dado expertos de la lucha antiterroristas al equipo de investigación de TVE, señalando que el coche que explotó fue conducido durante varias horas antes de estallar por distintos agentes de la guardia civil, pero no explosionó hasta que se cumplió la hora fijada por los terroristas en el temporizador del artefacto.

Todas las bombas vendrían montadas de Francia con fecha y hora fijadas para la explosión, según estas mismas fuentes, que señalan que el artefacto tendría una carga explosiva de entre un kilo y un kilo y medio de cloratita en los bajos del todoterreno. 

Esta hipótesis contradice la versión que desde un principio ha dado el delegado del Gobierno en Baleares, Ramón Socías, quien habla de una bomba-lapa activada a distancia y de la posibilidad de que los terroristas continuasen en la isla escondidos en un piso franco. 

Otra innovación en el 'modus operandi' de ETA es la forma en la que los terroristas adosaron la bomba-lapa a los bajos de los coches.

Las fotografías realizadas por los miembros del Grupo de Especialistas en Desactivación de Explosivos (GEDEX) de Guardia Civil muestran cómo prescindieron de los habituales imanes y asieron con bridas de plástico la segunda bomba-lapa al vehículo, que se encontraba en desuso desde hacía más de un mes.

La insistencia del perro

Fuentes consultadas por Europa Press señalan que la segunda bomba-lapa había sido muy bien escondida para evitar que los agentes pudieran detectarla en una rápida comprobación visual.

De hecho, una primera inspección de este segundo vehículo, aparcado junto al viejo cuartel de Calviá, no ofreció ningún resultado, pero un perro del Instituto Armado marcó que en ese todoterreno había escondida una bomba, por lo que los agentes insistieron hasta localizarla en los bajos del coche. 

El hecho de que el coche de los dos agentes fallecidos estuviera aparcado sobre el asfalto provocó que la onda expansiva rebotase en el suelo y se proyectase violentamente hacia arriba.

En el atentado del miércoles contra la casa cuartel de Burgos, la onda expansiva provocó un enorme cráter, de hasta dos metros de profundidad, al estar aparcada la furgoneta-bomba en descampado de tierra.