La tarántula mediterránea no utiliza ninguno de sus ocho ojos para volver a casa
- Utiliza información procioceptiva, es decir, de los receptores situados en sus patas
- Habita en Andalucía, zona centro, además de en el mediterráneo
- También se puede encontrar esta especie en zonas de Italia y Croacia
- Un español profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, el primero en investigarla
Un estudio revela que la tarántula mediterránea, que habita principalmente en España, no utiliza ninguno de sus ocho ojos para buscar el camino de regreso a su nido, sino que se orienta a través de información procioceptiva; es decir, información que le llega de sus patas. Son un tipo de datos sobre su posición corporal, que le hacen reaccionar de manera rápida, refleja y automática.
Así lo ha determinado el equipo dirigido por el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid Joaquín Ortega, quien lleva más de una década estudiando esta tarántula.
La información procioceptiva, de la que también disponemos los humanos, permite reacciones importantes para la supervivencia y regula la dirección y el rango de movimiento.
Cuatro pares de ojos en tres filas
"Es como cuando una persona se levanta por la noche para ir al baño o a la cocina, sabe qué camino seguir", ha explicado Ortega.
Este profesor del departamento de Psicología Biológica y de Salud, quien tiene más de 100 de estas arañas en la Universidad, encontró esta "afición" casi por casualidad, cuando paseaba por Peguerinos (Ávila) y se topó con varios nidos de esta tarántula.
Nadie se había interesado antes por esta araña, que, aunque no es peligrosa, puede causar reacciones importantes en aquellas personas sensibles a las picaduras de algunos animales, como la de las avispas.
La tarántula mediterránea, cuyo nombre científico es "Lycosa tarantula", habita en la Sierra de Garraf en Cataluña, en las provincias del Mediterráneo, en la zona centro del país y en algunos lugares de Andalucía, en concreto en Almería. Además, la podemos encontrar en algunas zonas del sur de Italia y Croacia.
Las hembras, más grandes que los machos, alcanzan los tres centímetros de longitud corporal. Vive en una madriguera excavada en el suelo, caza de día y de noche, y tiene cuatro pares de ojos colocados en tres filas. Los primeros detectan la luz polarizada.
La segunda fila está compuesta de dos grandes ojos, los posteriores medianos, que detectan las formas, mientras que en la tercera están los ojos posteriores laterales, que revelan la aparición de nuevos estímulos, según ha detallado Ortega.
El experimento paso a paso
Debido a esta capacidad ocular, este investigador, que en 1999 averiguó para qué sirven los ojos anteriores medianos y en la actualidad estudia la función de los ojos anteriores laterales, se planteó si la tarántula, para volver a su madriguera, utiliza información visual o información propioceptiva, es decir la recibida a través de los receptores articulares de sus patas.
En el trabajo llevado a cabo por Ortega y publicado en la revista Naturwissenschaften, se realizaron diferentes pruebas. Una de ellas fue dejar al animal durante varios días en un pasillo de arena, en cuyas paredes se dibujó unas rayas negras y blancas, como referencia, y a cuya altura se fabricó un nido.
Después de estos días, en los que la tarántula pudo obtener tanto información visual como propioceptiva, el investigador metió a la tarántula, nada más salir del nido, en un vaso y la depositó en un nuevo pasillo, trasladándola, además, 20 centímetros.
En el nuevo pasillo la araña comenzó a buscar la madriguera en el lugar donde había sido depositada y no avanzó hacia donde se encontraban las barras blancas y negras que indicaban la presencia del nido.
"La araña no se trasladaba hasta donde estaban las barras negras y blancas porque ella no era "consciente" de haber sido desplazada; por tanto, se puede concluir que para volver a casa la "Lycosa" tarántula necesita información propioceptiva", según Ortega.