Rusia niega que el 'Arctic sea' llevase armas de contrabando a Irán
- El ministro de exteriores ruso califica los rumores de "absolutamente inciertos"
- Anuncia que Rusia realizará una investigación abierta a bordo del barco
- El 'Sunday Times' dice que Rusia interceptó el barco alertada por el Mossad
- Al parecer, el carguero transportaría misiles tierra-aire al país de los ayatolás
El ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, ha negado que el carguero Arctic Sea, aparentemente secuestrado en el Atlántico el pasado mes de julio, transportase misiles antiaéreos a Irán.
"Es absolutamente incierto", ha replicado Lavrov en una rueda de prensa conjunta con su homólogo eslovaco. Varios medios internacionales, entre ellos el dominical Sunday Times, aseguraba citando fuentes israelíes que Moscú decidió interceptar el barco tras ser informada de que transporataba de manera ilegal armas a Irán.
"La parte rusa va a realizar proximamente una investigación a bordo, en la que estarán invitados representantes de la isla de Malta (bandera con la que navega el barco)", ha añadido el ministro.
"Todo será transparente y espero que todos puedan convencerse de que estos rumores no tienen fundamento", ha recalcado.
El carguero, que oficialmente transportaba madera de Finlandia a Argelia, desapareció el 24 de julio tras cruzar las aguas del Canal de La Mancha y fue recuperado el 17 de agosto frente a las costas de África, tras lo cual se detuvo a sus secuestradores.
Entonces, ocho hombres, en su mayoría estonios, fueron detenidos y acusados de piratería y secuestro tras presuntamente asaltar el barco vestidos de policías.
Sombras de un secuestro
Sin embargo, aún se desconoce las motivaciones exactas de los presuntos secuestradores y si ellos son los auténticos responsables de la desaparición, sobre todo después de que diferentes medios hayan dado por hecho que el Arctic Sea llevaba armas de contrabando.
Uno de ellos es el dominical británico, que el pasado domingo citaba fuentes rusas e israelíes para asegurar que el barco llevaba a bordo misiles S-300, el modelo ruso más avanzado de misiles tierra-aire, que habrían sido cargados en el Arctic Sea cuando fondeó en el puerto ruso de Kaliningrado para ser sometido a una serie de reparaciones técnicas.
Las fuentes citadas por el rotativo británico explican que el Mossad, que sigue muy de cerca el tráfico de armas con dirección Irán, informó al Gobierno de Rusia de que el cargamento había sido vendido por ex militares rusos vinculados a círculos criminales.
Para el periódico, la extensa operación de rescate que puso en marcha Rusia, con la participación de destructores y submarinos, revela la preocupación que el Gobierno ruso tenía por el caso y que se elaboró una historia falsa para evitar una situación muy embarazosa.
El papel del Mossad
"La versión oficial es ridícula y se elaboró para permitir que el Kremlin salvara la cara", aseguraba una fuente militar rusa, que decía haber hablado "con gente cercana a la investigación que han confirmado a grandes rasgos la implicación del Mossad".
"Produce risa creer que todo este follón fue por una carga de madera. No soy el único que cree que llevaba armas a Irán", añadía.
Sobre los secuestradores, cuatro estonios, dos rusos y dos lituanos que serán juzgados en Moscú, las fuentes aseguran que se trata de miembros de un grupo criminal que probablemente no sabían nada de la carga secreta y que fueron utilizados como coartada.
"La mejor manera para que los israelíes evitaran que la carga llegara a Irán habría sido crear mucho ruido en torno al barco", dice un ex oficial del ejército ruso, que explica que cuando se conoció la noticia del secuestro Moscú "tuvo que actuar".
"Esta es la razón por la que no descarto que el Mossad estuviera detrás del secuestro. Esto fue lo que paró el envío y lo que facilitó al Kremlin una salida, de manera que ahora puede atribuirse que organizó una brillante misión de rescate", señaló.
La pasada semana, el periodista ruso que desveló la desaparición del barco y el primero que sugirió que llevase armas de contrabando tuvo que abandonar el país después de recibir una llamada telefónica de "gente seria" -que podrían ser miembros del servicio de inteligencia ruso- animándole a dejar el país para evitar la venganza de las personas que estaban detrás de la operación.